Por Agroempresario.com
En los últimos años, el mercado de bonos del Tesoro de Estados Unidos ha sido un refugio seguro para inversores globales, con su alta liquidez, rentabilidad y la solidez del dólar como moneda de reserva mundial. Sin embargo, a medida que la administración de Donald Trump se prepara para un nuevo mandato, las promesas fiscales de la Casa Blanca, sumadas a las tensiones comerciales y el crecimiento del déficit fiscal, podrían generar un enfrentamiento entre la política económica del presidente y el comportamiento del mercado de bonos.
Desde su llegada a la Casa Blanca en 2016, Trump ha sido un defensor del recorte de impuestos y el aumento del gasto público como motores de crecimiento económico. En uno de sus últimos actos de campaña para las elecciones presidenciales de 2024, prometió a sus seguidores una reducción significativa de las tasas de interés. Unas palabras que resonaron en el mercado de bonos, pero también generaron dudas entre los analistas.
Por su parte, Scott Bessent, secretario del Tesoro, reafirmó la promesa de Trump, destacando que la reducción de los costos de endeudamiento a largo plazo sería una de las principales prioridades de la administración. No obstante, con la incertidumbre sobre los efectos de las políticas arancelarias, las posibles represalias de socios comerciales clave como China y la amenaza de una desaceleración económica global, el mercado de bonos se enfrenta a un panorama complejo.
Los rendimientos de la deuda pública estadounidense a 10 años se dispararon a más del 4,8% tras la victoria electoral de Trump, un máximo que no se veía en 14 meses. Sin embargo, los rendimientos han retrocedido ligeramente, situándose alrededor del 4,6%. Los inversores siguen preocupados por el impacto de las políticas de Trump, especialmente los aranceles sobre productos de China y otros socios comerciales clave, que podrían aumentar la inflación y frenar el crecimiento económico.
Trump ha implementado aranceles significativos, como el 10% sobre las importaciones de China y el 25% sobre las importaciones de acero y aluminio. A pesar de que estas medidas buscan reducir el déficit comercial y fomentar la producción nacional, también tienen efectos secundarios en la economía estadounidense y en el mercado de bonos. La guerra comercial no solo puede aumentar la inflación al encarecer los productos importados, sino también desacelerar la actividad económica al aumentar los costos de producción para empresas nacionales.
David Kelly, estratega jefe global de JPMorgan Asset Management, advierte que el temor a una recesión es tan palpable como la preocupación por la inflación. Para muchos inversores, la pregunta crucial es si los aranceles de Trump causarán un aumento en los precios sin un crecimiento económico proporcional.
La Reserva Federal, por su parte, ha señalado que las presiones inflacionarias provocadas por las políticas de Trump pueden complicar su enfoque monetario. A pesar de que el banco central estadounidense comenzó un ciclo de recorte de tasas de interés el año pasado, la inflación sigue siendo un desafío persistente, superando el objetivo del 2% establecido por la Fed.
Sin embargo, el principal desafío para el mercado de bonos es el aumento del déficit fiscal de Estados Unidos. Según las proyecciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), el déficit superará los 1,9 billones de dólares para el año fiscal que finaliza el 30 de septiembre. Además, se espera que esta cifra crezca hasta 2,7 billones de dólares para 2035. Esta expansión del déficit es el resultado de los recortes de impuestos promovidos por la administración Trump, que no han sido compensados con reducciones de gasto significativas.
El aumento de la deuda pública estadounidense podría generar presiones sobre el mercado de bonos, que ya enfrenta una disminución en la demanda por parte de los compradores clave, como China y Japón. Los analistas de JPMorgan han señalado que el mercado podría reaccionar negativamente si el Congreso aprueba medidas fiscales que amplíen aún más el déficit.
Sonal Desai, director de inversiones de Franklin Templeton Fixed Income, sostiene que si las políticas fiscales de Trump logran ser aprobadas por el Congreso, los inversores podrían empezar a dudar de la sostenibilidad de la deuda estadounidense. En este contexto, un enfrentamiento entre el presidente y el mercado de bonos del Tesoro se presenta como una posibilidad real y preocupante.
A pesar de las incertidumbres generadas por las políticas de Trump, el mercado de bonos del Tesoro sigue siendo una opción atractiva para los inversores debido a su enorme liquidez y el estatus del dólar como moneda de reserva mundial. A diferencia de otros mercados, como el japonés o el alemán, los bonos del Tesoro ofrecen rendimientos más altos (cercanos al 5%) y una estabilidad que pocos activos pueden igualar.
Robert Tipp, jefe de bonos globales de PGIM, destaca que las administraciones pro-empresas, como la de Ronald Reagan o George W. Bush, han logrado estabilizar la deuda y el déficit a pesar de aumentar el gasto en defensa y reducir los impuestos. Sin embargo, Tipp también advierte que la imprevisibilidad de Trump podría ser un factor disruptivo en el mercado de bonos.
A pesar de estos riesgos, los analistas coinciden en que el mercado de bonos del Tesoro sigue siendo una opción confiable para los inversores que buscan seguridad. La deuda estadounidense sigue siendo un activo de refugio en tiempos de incertidumbre, especialmente en un contexto de creciente tensión geopolítica.
El mercado de bonos del Tesoro ha demostrado ser resistente a pesar de los desafíos económicos y políticos. Sin embargo, los inversores se enfrentan a un futuro incierto. Según Mark Sobel, exfuncionario del Tesoro y presidente del think tank OMFIF, la deuda estadounidense es financiable "hasta que deja de serlo". Este punto de inflexión podría llegar si el déficit fiscal sigue creciendo sin control o si los inversores comienzan a cuestionar la sostenibilidad de la deuda.
Si bien la venta masiva de bonos del Tesoro es un escenario poco probable, los inversores están adoptando una postura de "esperar y ver" ante las políticas fiscales de Trump. El gran tamaño del mercado de bonos y la diversidad de sus propietarios probablemente garantizarán que otros compradores intervengan si los precios caen, pero el contexto más amplio del mercado dictará el precio y el comportamiento de los bonos en el futuro cercano.
En medio de las tensiones en el mercado de bonos, algunos inversores están considerando alternativas como el oro. La fuerte demanda de metales preciosos ha empujado su precio a niveles históricos. Según Goldman Sachs, los bancos centrales podrían estar comprando más oro como refugio ante la creciente incertidumbre sobre la deuda pública estadounidense.
Si bien el mercado de bonos del Tesoro sigue siendo el más grande y líquido del mundo, algunos analistas creen que la preocupación por la sostenibilidad de la deuda podría impulsar a los inversores a diversificar sus activos hacia el oro. No obstante, la falta de alternativas que ofrezcan la misma rentabilidad y seguridad que los bonos del Tesoro limita las opciones de los inversores.