Por Agroempresario.com
El hidrógeno, considerado un pilar fundamental en la transición energética global, podría estar más cerca de lo que se creía. Investigadores de la Universidad de Oxford, junto a colegas de Durham y Toronto, exploran una alternativa revolucionaria: la extracción de hidrógeno directamente desde la corteza terrestre. Esta fuente subterránea, aún poco estudiada, promete ser una opción limpia, económica y abundante, capaz de transformar la arquitectura energética mundial.
Actualmente, más del 95 % del hidrógeno utilizado a nivel industrial proviene de hidrocarburos mediante procesos que liberan grandes cantidades de dióxido de carbono. Esta modalidad contribuye aproximadamente al 2,4 % de las emisiones globales de CO₂, lo cual contrasta fuertemente con el objetivo de alcanzar una economía descarbonizada. A pesar de los avances en producción mediante electrólisis y energías renovables, los costos siguen siendo elevados y su escala limitada.
En ese contexto, el hidrógeno geológico aparece como una alternativa prometedora. Según un artículo publicado en Nature Reviews Earth & Environment, la corteza continental ha generado suficiente hidrógeno a lo largo del último milenio como para abastecer las necesidades energéticas del planeta durante 170.000 años. El desafío ahora radica en encontrar formas eficientes y sostenibles para localizar, extraer y utilizar este recurso.
El equipo científico propone una metodología sistemática y basada en principios geológicos para identificar yacimientos económicamente viables. Jon Gluyas, profesor de la Universidad de Durham, explicó: “Hemos desarrollado con éxito una estrategia de exploración para el helio y podemos aplicar un enfoque similar al hidrógeno natural”.
Los elementos clave de esta estrategia incluye la identificación del tipo de roca adecuada, las condiciones de presión y temperatura que favorecen la generación del gas, los mecanismos de migración subterránea y los factores que permiten su conservación. Según los autores, estos elementos no están limitados a contextos geológicos raros, sino que se encuentran en entornos relativamente comunes de la corteza terrestre.
Un hallazgo clave es que las formaciones geológicas con potencial para generar hidrógeno no son exclusivas de zonas volcánicas activas o fallas profundas. De hecho, existen tanto en rocas jóvenes como en estructuras que datan de cientos de millones de años. Esta diversidad temporal y geográfica amplía el abanico de posibilidades para explorar reservas en distintos puntos del planeta.
Uno de los principales desafíos para conservar el hidrógeno subterráneo es su interacción con microorganismos. Barbara Sherwood Lollar, profesora de la Universidad de Toronto, señaló que los microbios subterráneos pueden consumir el hidrógeno, lo que reduce la posibilidad de que se acumule en volúmenes económicamente viables. “Evitar entornos donde el hidrógeno entre en contacto con estos organismos es fundamental para su preservación”, advirtió.
Por otro lado, la interacción química también juega un papel clave. Ciertas rocas reaccionan con el agua para generar hidrógeno, un proceso cuya eficiencia aún necesita ser mejor comprendida. Estudiar la combinación de factores geológicos, como la historia tectónica de una región y la disponibilidad de agua, será esencial para delinear zonas con alto potencial.
La investigación no se limita al plano teórico. El equipo interdisciplinario creó Snowfox Discovery Ltd., una startup orientada a la exploración práctica de depósitos de hidrógeno natural. Esta iniciativa refleja el convencimiento de los científicos sobre el valor estratégico y ambiental de este recurso.
Chris Ballentine, profesor de Oxford y uno de los impulsores del proyecto, utilizó una analogía culinaria para describir la complejidad del proceso: “Encontrar hidrógeno en la corteza terrestre es como cocinar un suflé: si uno falla en cualquiera de los ingredientes o en las condiciones, el resultado no será el esperado”. Ballentine subrayó la necesidad de una “receta repetible” para garantizar el éxito de futuras exploraciones.
A medida que crece la demanda mundial de hidrógeno —que se estima pasará de 90 millones de toneladas métricas en 2022 a más de 500 millones en 2050—, es urgente encontrar fuentes de producción sostenibles y escalables. El hidrógeno geológico no solo podría responder a esta necesidad, sino también democratizar el acceso energético.
Al estar presente en entornos geológicos comunes, esta fuente podría desarrollarse en países sin acceso a grandes reservas de combustibles fósiles. Así, regiones tradicionalmente relegadas en el mapa energético global tendrían una nueva oportunidad para insertarse en el mercado internacional de energías limpias.
No obstante, los desafíos son significativos. La localización precisa de yacimientos requiere mejorar las herramientas de modelado geológico y profundizar en el análisis de campo. A ello se suma la necesidad de establecer marcos regulatorios que aseguren la sostenibilidad del proceso, minimicen los impactos ambientales y regulen la distribución de beneficios.
El diseño de estos marcos será fundamental para evitar repetir errores del pasado, como la sobreexplotación de recursos o la marginalización de comunidades locales. Una legislación clara y orientada a la sustentabilidad será indispensable para que el hidrógeno geológico cumpla su promesa.
Lejos de ser una fantasía futurista, la búsqueda de hidrógeno en la corteza terrestre se apoya en evidencia científica robusta y en el trabajo de instituciones de renombre internacional. La posibilidad de contar con una fuente de energía limpia, abundante y sin emisiones desde su origen representa un avance significativo hacia la descarbonización global.
En palabras de Ballentine, la clave del éxito estará en definir con precisión los factores geológicos, químicos y biológicos que permitan encontrar y preservar el hidrógeno natural. “Una receta de exploración exitosa y repetible desbloqueará una fuente de hidrógeno baja en carbono y comercialmente competitiva que contribuiría significativamente a la transición energética”, aseguró.
Mientras el mundo se esfuerza por dejar atrás los combustibles fósiles, una nueva frontera energética comienza a tomar forma en las entrañas del planeta. Si los esfuerzos científicos y tecnológicos se alinean, el hidrógeno geológico podría ser la pieza que faltaba en el complejo rompecabezas de la energía limpia del futuro.