Por Agroempresario.com
El Gobierno nacional, liderado por Javier Milei, enfrenta semanas clave en el plano político y legislativo, con la mirada puesta en las elecciones de octubre y la necesidad de mantener la estabilidad económica en medio de un escenario de incertidumbre. Con recursos institucionales limitados y facultades delegadas ya vencidas, el oficialismo prioriza una estrategia de contención política y de negociación para evitar el aumento de la volatilidad electoral.
Desde la Casa Rosada reconocen que el margen de maniobra es escaso. "No abundan demasiados recursos. Es aguantar hasta octubre y esperar a que el resultado acompañe", admitió un alto funcionario cercano a Milei. Las herramientas disponibles se reducen a decretos simples, resoluciones y algunos DNU, lo que limita la capacidad de acción del Ejecutivo en un contexto legislativo adverso.
En el Congreso Nacional, la situación se complejiza aún más. La oposición presiona con proyectos de alto impacto, como el refuerzo presupuestario para las universidades nacionales, la emergencia del Hospital Garrahan y mayores fondos para las provincias. Además, buscan insistir con decretos publicados bajo las facultades delegadas, como la reforma de las fuerzas de seguridad federales.
El foco principal del Gobierno, sin embargo, está puesto en sostener tres vetos presidenciales que Milei firmará en agosto. El oficialismo apuesta a mantenerlos con el respaldo de acuerdos políticos, aunque sin resignar la postura firme del Presidente, quien descarta aceptar vetos parciales. "Sería más fácil conseguir votos si se accediera a un veto parcial, pero Milei no quiere ceder", afirmaron fuentes del entorno presidencial.
La tarea de negociación está a cargo de tres frentes políticos del oficialismo: el de Karina Milei, con Martín y Eduardo "Lule" Menem; el de Santiago Caputo; y el de Guillermo Francos, secundado por Lisandro Catalán. Estos sectores abrieron canales de diálogo con gobernadores y legisladores, algunos de los cuales se desarrollan en la más estricta reserva.
No obstante, esta articulación no está exenta de tensiones internas. Se sabe que la relación entre Caputo y los Menem no es buena, lo que genera superposiciones y descoordinación. Un gobernador graficó la situación con ironía: "Ustedes me juegan a los papis separados". A pesar de estas diferencias, el vínculo con algunos jefes provinciales ha mejorado.
En el plano económico, el Gobierno sigue con atención el comportamiento del Riesgo País. "Debería estar más bajo", reconocen en Balcarce 50, donde creen que las dudas sobre los vetos y el futuro legislativo generan un ruido que complica la estabilización financiera, clave para la confianza del mercado previo a los comicios.
Un ejemplo de esta tensión es la demora en el tratamiento del proyecto para fomentar la repatriación de dólares guardados en el exterior o en cajas de seguridad, anunciado en mayo con énfasis por el Gobierno pero sin avances legislativos concretos.
Mientras tanto, se espera una novedad relevante en relación al comercio exterior: la posible firma de un acuerdo de aranceles con la administración de Donald Trump en Estados Unidos. "Yo sño con Javier haciendo la firma en el Salón Oval", confesó un funcionario que planea viajar a Washington si se concreta la visita.
En lo comunicacional, también hubo un giro. Los anuncios diarios a cargo del vocero presidencial Manuel Adorni perdieron fuerza, y hoy se priorizan comunicaciones puntuales con mayor impacto. En los últimos 50 días, solo hubo tres transmisiones oficiales, la última sobre la privatización de AySA.
"No tenemos facultades delegadas. Ahora son algunos DNU, decretos simples y resoluciones", repiten en el Ejecutivo, donde reivindican haber llegado al tramo final de la campaña con menos del 20% de diputados propios.
Dentro del oficialismo, el principal temor no está en la oposición sino en los posibles ruidos internos. Las tensiones entre los distintos espacios, especialmente entre el karinismo (con los Menem y Pareja al frente) y el caputismo, se profundizaron tras el armado electoral en la provincia de Buenos Aires, donde Las Fuerzas del Cielo quedaron relegadas.
En todos los sectores coinciden en que es clave evitar especulaciones sobre un eventual rearmado del Gabinete tras las elecciones legislativas. Las versiones sobre cambios alimentan la incertidumbre y debilitan la cohesión interna. Esta tensión se agudizará en las próximas semanas, cuando se definan alianzas y listas en los 24 distritos del país.
El 7 de agosto vence el plazo para formalizar las alianzas electorales y el 17 se presentan las listas de candidatos. En este contexto, tanto los Menem como Pareja dejaron claro que son ellos quienes manejan la "lapicera", delegada por Karina Milei. Este poder de decisión generará más tensiones en un oficialismo que busca mostrarse ordenado.
Superado este período de definiciones, el oficialismo espera consolidar su estrategia electoral. "Ahí no tenemos otra excusa para estar juntos", afirmó un dirigente libertario. Algunos impulsan una mesa política unificada, como la que se formó en torno a la candidatura de Adorni, que incluía a todos los sectores internos.
Javier Milei, por su parte, se muestra optimista. Considera que La Libertad Avanza tiene chances reales de ganar tanto en la provincia de Buenos Aires como en las elecciones generales. Si bien no disfruta de la rosca política, estará más activo en las próximas semanas para acompañar a sus candidatos.
Este fin de semana podría haber un viaje de funcionarios a Corrientes, donde la dirección partidaria busca posicionar a Lisandro Almirón, el candidato a gobernador, como figura referenciada en la Casa Rosada.
El oficialismo entra así en una etapa clave, con objetivos claros: blindar sus decisiones legislativas, contener la volatilidad económica y consolidar un armado electoral competitivo. Con pocos recursos institucionales, todo dependerá de su capacidad de negociación, cohesión interna y claridad estratégica para llegar fortalecido a octubre.