La Argentina enfrenta un punto de inflexión para consolidarse como proveedor estratégico de litio y actor relevante en la transición hacia la electromovilidad, según coincidieron este 11 de noviembre referentes de la minería, la industria automotriz y la infraestructura energética durante el panel “Litio y Movilidad Sustentable” del Forbes Energy Summit 2025. La discusión se centró en tres desafíos clave: acelerar inversiones en infraestructura eléctrica, dar seguridad regulatoria al desarrollo minero y crear condiciones para expandir la movilidad eléctrica en el país.
El encuentro reunió a Ignacio Celorrio, vicepresidente ejecutivo de Lithium Argentina AG; Andrés Carfagna, director Comercial de GM Argentina, Uruguay y Paraguay; y Sergio Ferrari, director de Power Systems para Argentina, Paraguay y Uruguay en Schneider Electric. Cada uno expuso los obstáculos y oportunidades que enfrenta su sector para que el país capitalice un recurso cuya demanda global sigue creciendo, especialmente por su rol en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos.

Desde la perspectiva de la producción, Celorrio destacó que el precio internacional del carbonato de litio atravesó un ciclo de baja pero encontró un nivel “razonable”, lo que obliga a los productores a reforzar su competitividad para ganar mercados. Señaló que la Argentina logró sostener un “microclima de inversión” en la Puna desde los años 90, incluso en escenarios macroeconómicos adversos, lo que permitió atraer capitales de origen occidental, europeo y asiático.
En este marco, la actividad dio un salto de escala: la producción nacional avanzó de 40.000 a 75.000 toneladas anuales y ya se anunció un proyecto que duplicará la capacidad instalada hasta 150.000 toneladas. Sin embargo, el ejecutivo advirtió que el sector necesita un respaldo más amplio. Según afirmó en el panel, para ampliar la participación argentina en el mercado global se requieren “esfuerzos nacionales de comprensión del sector”, entre ellos eliminar incertidumbres normativas que generan dudas entre los inversores. También valoró los incentivos provistos por el RIGI, aunque remarcó la necesidad de aclarar prohibiciones generales aplicadas a la minería para evitar contradicciones con el régimen.
Celorrio planteó, además, que la minería del litio puede modificar de manera estructural las economías del NOA, a pesar de que hoy representa apenas 0,5% del PBI. Pero para liberar ese potencial, sostuvo, es necesaria una señal fuerte: la eliminación de las retenciones. Según explicó, ese cambio “tendría un efecto decisivo en la confianza del inversor minero” y permitiría consolidar nuevos desarrollos de gran escala.

La demanda de litio está estrechamente vinculada a la expansión de los vehículos eléctricos, un punto abordado por Carfagna. Desde la mirada de la industria automotriz, explicó que las baterías de litio son el componente crítico para la estrategia global de GM basada en el “triple cero”: cero emisiones, cero accidentes y cero congestiones.
El directivo aportó datos sobre la evolución local del mercado: la venta de vehículos híbridos y eléctricos creció un 50% interanual en 2024 y un 40% en los últimos diez meses, pero aún representan apenas 3,5% del total de patentamientos. Esta cifra ubica a la Argentina muy por detrás de países como Brasil y Chile, donde la participación ronda el 10%, y lejos de Colombia o Uruguay, que alcanzan niveles de entre 20% y 30%.
Para cerrar esa brecha, Carfagna sostuvo que el país debe avanzar sobre tres frentes. En primer lugar, facilitar el acceso mediante cupos de importación sin aranceles para vehículos híbridos y eléctricos. En segundo término, impulsar la infraestructura de carga, uno de los principales temores de los consumidores. Por último, promover beneficios económicos para los usuarios, como reducciones de patentes y peajes, con el objetivo de generar un ciclo virtuoso de adopción. También remarcó que GM trabaja en el desarrollo de baterías más accesibles y con mayor densidad energética, una innovación clave para bajar los costos finales.

La tercera pata del debate fue analizada por Ferrari, quien ubicó a la infraestructura eléctrica como el principal condicionante para que el país pueda sostener un escalamiento del litio y de la electromovilidad. Afirmó que la Argentina tiene una gran capacidad para generar energías renovables, además de recursos minerales estratégicos, pero presenta “limitantes y estrés” en su capacidad de transmisión y distribución.
El ejecutivo señaló que la transición energética requiere inversiones intensivas, tanto para ampliar la oferta como para mejorar la eficiencia del sistema. En particular, destacó que la transformación de un bus urbano diésel a eléctrico puede reducir sustancialmente las emisiones de CO₂, pero para que esa migración ocurra se necesita una red robusta que asegure abastecimiento y confiabilidad.
Ferrari dio relevancia a dos líneas de acción complementarias. La primera es avanzar en la eficiencia productiva, especialmente en industrias electrointensivas, para reducir su consumo y liberar capacidad para el resto de los usuarios. La segunda es profundizar la digitalización del sistema energético, desde la producción del litio hasta los puntos de carga, para garantizar que toda la cadena funcione con costos competitivos. Sin una expansión sostenida de la infraestructura, advirtió, será imposible capitalizar los recursos mineros ni sostener un crecimiento masivo de la movilidad eléctrica.
El panel coincidió en que la Argentina posee la combinación de recursos y experiencia para posicionarse en el mapa global del litio y la electromovilidad. Pero también remarcaron que el potencial no se activará plenamente sin reglas transparentes, infraestructura adecuada y mecanismos que acerquen la tecnología al usuario final.
La articulación público-privada fue uno de los puntos recurrentes de la discusión. Los referentes plantearon que el país necesita definir una hoja de ruta consensuada para asegurar previsibilidad, bajar costos y atraer inversiones de largo plazo. El litio y la movilidad eléctrica —afirmaron— pueden convertirse en motores de desarrollo federal, innovación y exportaciones, siempre que existan condiciones estables para sostener el crecimiento del sector, según destacó Forbes en el panel.