Algunos residuos pecuarios y agroindustriales pueden considerarse “subproductos” y suponen un recurso valioso y una enmienda hoy a mano en forma relativamente económica capaz de aportar carbono y nutrientes ya sea como alimentación de ganado o aportando estos a sistemas agropecuarios, desbalanceados negativamente debido a la problemática generada por la intensificación del uso del suelo sobre todo en planteos altamente extractivos, así como también en aquellos que por su origen genético son pobres en carbono ( suelos de áreas semidesérticas o degradadas). Las mejoras en los suelos a partir de las enmiendas se verán reflejadas principalmente en las propiedades químicas (aumento del contenido de nutrientes y de materia orgánica), las propiedades físicas (capacidad de captación y retención hídrica del suelo y secuestro de carbono) y las biológicas (actividad macro y microbiana). Además, los enfoques más sustentables de producción son ávidos de estos subproductos para reutilizarlos o transformarlos nuevamente en insumos de esa u otras cadenas productivas
Los volúmenes generados de purines en una granja son muy grandes, ya que en promedio se generan unos 25 litros de efluente cerdo engordado, debido principalmente a la gran cantidad de aguas de lavado utilizadas. Esta dilución tiene como resultado que el líquido proveniente de los galpones posea una concentración de sólidos de entre 1,5 y 2,5%. Considerando el aporte de unos 3 kg de estiércol por animal engordado.
El Flujograma siguiente muestra cómo podría ser el camino de la gestión y puesta en valor de estos purines que poseen un potencial enorme para devolver carbono y nutrientes al suelo o generar bioenergía. Las principales etapas son: Generación del estiércol, Recolección y evacuación desde la granja, Separación de sólidos y líquidos, Almacenamiento de sólidos y líquidos y finalmente una puesta en valor mediante uso agronómico o producción de energía.
En un sistema de manejo de efluentes sustentable las etapas propuestas anteriormente se logran a través de uno o varios de los siguientes constituyentes del sistema: uso de separadores de sólidos, tándem de piletas y uso de vegetación al final del sistema en forma de wetlands artificiales o filtros verdes, biodigestores y siempre con re-uso de agua. Por otro lado, y dentro de los sistemas ampliamente utilizados para gestionar los purines encontramos los principales cuatro: Pileta Anaeróbica, Separador de sólidos y pileta, Separador de sólidos, biofiltro y wetlands artificiales, y finalmente la producción de Biogás
Cada una de las anteriores opciones tienen ventajas y desventajas referentes a sus ubicaciones, suelo y clima, reglamentaciones vigentes y sistemas productivos. Lo que no cabe duda es que cualquiera que elijamos debe estar acoplada a la posibilidad aprovechar los purines, como nos muestra la experiencia mundial a través del “Uso Agronómico”, que como ya dijimos constituye un recurso de altísimo valor e impacto para el suelo y los sistemas agrícolas.
A modo de poder cuantificar que hay encerrado en los purines e intentar su valorización, el cuadro siguiente muestra una generalización para una granja de 500 madres con dos posibles caminos para realizar el uso agronómico y su traslado al campo. Por arriba la separación de sólidos y aplicación de estos sólidos en forma de enmienda orgánica al campo. Por abajo la aplicación de una mezcla de líquidos. En ambos casos puede apreciarse el esfuerzo en carros o tanques para llegar al campo. Finalmente se puede ver que esas aplicaciones enmendarán unas 79 ha en el primer caso y unas 90 ha en el segundo caso. Por supuesto acá no se ponderan muchos macro y micronutrientes que aportan valor y tal vez lo más importante, la materia orgánica, fuente de riqueza y salud para el suelo.
El simple hecho de poder transformar de alguna manera los residuos y transformarlos en subproductos, evitará los gastos asociados a la disposición final de los primeros. Además, este proceso supone una ganancia extra por la valorización y potencial uso de este subproducto. Hoy los altos niveles de nutrición que exigen los cultivos nos desafían a ofrecer desde el suelo y en forma sostenida, abundantes recursos durante todo el ciclo. Solo lograremos mantener este objetivo si podemos sostener o subir los niveles de materia orgánica y nutrientes del suelo. En consecuencia, se deberá garantizar el uso racional de estos subproductos, devolviendo salud al suelo y teniendo en cuenta la adecuación del establecimiento a las normativas medioambientales vigentes.
Centro Argentino de ingenieros Agrónomos