Arepas: el plato venezolano favorito de los porteños

arina P.A.N., Juana, Morixe, del Sol o Doñarepa son productos que, en los últimos tres o cuatro años, aparecieron en muchos barrios porteños. Se venden en almacenes, supermercados chinos, kioscos, verdulerías o panaderías. Puede que aún muchos vecinos de Buenos Aires no sepan qué se puede hacer con el contenido, pero otros sí. Son tantos los fanáticos de las arepas que en abril del año pasado se festejó “La noche de las arepas”, donde más de 20 restaurantes porteños ofrecieron sus productos a mitad de precio.

“Venezuela es noticia en la Argentina”, reflexiona Féliz Ovalles, gerente de Caracas Bar, el primer restaurante de venezolanos en la Ciudad, ubicado en Palermo. Y sigue: “Eso genera que el porteño esté muy pendiente del venezolano: se le acerca para preguntarle sobre el país. Y uno ofrece mate y el otro, arepas. Cuando existe un fenómeno migratorio nace la mezcla: ya existen parejas de argentinos y venezolanos, o tienes un compañero de trabajo venezolano, o un vecino. Eso también hizo que la arepa haya ganado tanto terreno en Buenos Aires”.

Las arepas no solo se ofrecen en comercios a la calle, sino también pueden encontrarse en distintos rincones de Buenos Aires. Para Ovalles, no es lo mismo comer una arepa en la calle o en una casa tomando mate, que hacerlo con una taza de café con leche, como se consume en Venezuela. “Muchos porteños rompieron el hielo pidiendo unos tequeños, que son deditos de queso. Sienten que es imposible que no les guste eso”, cuenta. “A partir de allí, se animaron a las arepas y a las empanadas nuestras. La experiencia comienza con el acento de la mesera. Buscamos que el cliente se lleve una experiencia 360”, explica.

Glorimar Romero, que es abogada, lleva dos años en Buenos Aires y diez meses al frente de Full Arepas. Los comentarios típicos de los clientes que le compran por primera vez son: “mi compañero venezolano me vive hablando de las arepas pero nunca me trae”, “quiero saber qué es la arepa”, “te voy a comprar porque te escucho siempre y me generaste curiosidad” y “me llamaste la atención”, entre otros. “Al porteño le encanta lo nuevo, le gusta probar; se lo nota interesado en conocer nuestra cultura”, afirma.

Esteban Gregoriadis cocinó arepas hasta para el expresidente Mauricio Macri y su gabinete. Lo habían contactado en su local de comidas venezolanas de Lavalle al 900. Se asoció a un argentino que meses atrás había visitado su restaurante y probado las arepas. Como el argentino es productor de cerveza artesanal, un día se les ocurrió servir una cerveza artesanal con una arepa. El plan les gustó y terminaron abriendo el local que representa una fusión argentina y venezolana: pintas y arepas. Se llama Pecadora Craft Beer & Parados Urban Food Fusión. “El concepto es el de los españoles con las tapas. Es lo mismo: pedís una cerveza y tenés distintas opciones para acompañarlo con arepas”, dice Javier Soriano, el socio argentino.

Para Gregoriadis, el cliente venezolano ya casi que pasó. Prefiere cocinarse arepas en su casa. “Antes el argentino era un cliente que venía una vez a probar la arepa y no volvía. Pasó de ser un cliente ocasional a uno frecuente: viene y pide arepas con propiedad. Lo mismo con la salsa de ajo”, asegura.

“La arepa es la pizza del futuro, porque va con lo que sea. Le puedes poner corderito patagónico, chorizo, lo que se te ocurra. Cada nacionalidad hace un relleno propio, con sus productos típicos. En la Argentina ya se instaló. El porteño es un cliente constante. Hoy, la arepa ya es como el sushi”, concluye Gregoriadis.