Ecosistemas Agrícolas / Insumos Agrícolas

Claudio Di Marco: "Aplicar el plaguicida es una condición sine qua non si queremos seguir aumentando la capacidad productiva"

"No hay cursos de capacitación para aquellos que van a hacer aplicación de plaguicidas", señaló el socio gerente de Spraytec S.R.L.

Claudio Di Marco:

Spraytec S.R.L. es una compañía agrícola que se dedica desde el año 1991 a la comercialización de componentes para la pulverización industrial en la Argentina.

Claudio Di Marco, socio gerente de la empresa, disertó en el congreso “Argentina, Supermercado del Mundo”, en el que disertó acerca de cómo reducir el impacto ambiental en la aplicación terrestre de plaguicidas.

En primer lugar, Di Marco señaló que el Senasa exige que “figure una determinada cantidad de datos en el marbete”, entre ellos, las instrucciones para la aplicación de la dosis, la cual “debe diluirse entre 80 y 120 litros por hectárea a aplicar”. Además, debe figurar que la dosis se tiene que aplicar con “una boquilla de abanico plano de distintas medidas a una presión de entre 1,5 y 2,5 kg”, indicó.

Asimismo, el ejecutivo explicó que se utilizan unas tarjetas amarillas, las cuales son apoyadas sobre los cultivos y, a medida que van recibiendo los impactos de las gotitas del plaguicida, se ponen de color azul o violeta. “Es una herramienta de gran ayuda para la aplicación de plaguicidas porque nos permite tener una idea del tamaño, la distribución de las gotas y la cantidad de gotas que estoy recibiendo en el objetivo”, detalló.

Di Marco puso de ejemplo un ensayo a campo realizado un día con 22ºC, 34% de humedad relativa y vientos de 11 km/h, es decir, condiciones prácticamente ideales. Allí, con el uso de una boquilla hidráulica, se contaron 109 impactos por centímetro cuadrado. En este punto, sostuvo que la máxima cantidad de gotas que pide el Senasa es de 70, por lo que lo registrado en el ensayo superó ampliamente lo exigido por el organismo. No obstante, cuando hicieron la misma prueba con la misma boquilla e idéntico nivel de presión en un ambiente confinado en un laboratorio, se obtuvieron 360 impactos por centímetro cuadrado. “Hay 3,3 veces más gotas que lo logrado a campo”, lo que significa que “estoy perdiendo al ambiente el 63% de lo que tiré”, afirmó.

Luego, expuso los resultados de un ensayo realizado con una boquilla hidroneumática, la cual es más larga y hace gotas mucho más grandes que la hidráulica. “Se llaman hidroneumáticas o con inducción de aire porque tienen un sistema de ventura que incorpora aire a la vena de líquido y salen gotas gruesas llenas de burbujitas adentro, lo que facilita, por su peso y su inercia, la llegada al objetivo”, explicó. En este caso, se lograron 29 impactos por centímetro cuadrado a campo, mientras que en el laboratorio se consiguieron 34 impactos; es decir que la pérdida al ambiente sólo fue de 3,5%. “Estamos llegando con 2,6 veces más de producto químico que con la otra boquilla”, señaló Di Marco.

En ese sentido, el ejecutivo remarcó que “lo que se evapora es la parte de agua de la gota, pero los cristales de químicos que estaban en la gota quedan dando vueltas en el ambiente”, por lo que “pasan a engrosar los contaminantes de la atmósfera o del suelo en lugar de llegar al objetivo”.

“Aplicar el plaguicida para la protección de nuestros cultivos es una condición sine qua non si queremos seguir aumentando la capacidad productiva”, aseveró Di Marco, haciendo hincapié en que “la lucha contra las plagas no va a desaparecer”, ya que “siempre tienen algún mecanismo para reinventarse”. Por eso, lo importante es saber cómo utilizamos los venenos para poder controlarlas.

Por otra parte, el socio gerente de Spraytec expresó que para lograr 50 gotas por cm2 con una gota de 200 micrones se necesitan 20 litros de agua; en cambio, si se trabaja con gotas de 100 micrones, se necesitarán sólo dos litros. De esa forma, en vez de hacer 100 hectáreas, se hacen 800. No obstante, Di Marco advirtió que la gota no se puede achicar indefinidamente porque “de acuerdo al tamaño es más o menos lábil a las condiciones atmosféricas”.

Por otro lado, indicó que “no hay cursos de capacitación para aquellos que van a hacer aplicación de plaguicidas, así como tampoco hay cursos de capacitación institucionalizados para los operarios agrícolas”.

Con respecto a las propuestas para reducir el impacto ambiental, el ejecutivo sostuvo que una de ellas es “reducir la cantidad de aplicaciones con una metodología de manejo integrado de plagas”. En ese sentido, dijo que una de las técnicas utilizadas es el monitoreo de plagas, donde “lo que se busca es determinar cuál es el umbral crítico de cantidad de plagas que tiene que haber en un cultivo para que, recién a partir de ese umbral, se empiece a hacer la aplicación”.

Asimismo, Di Marco señaló que otra herramienta es “aumentar la eficiencia de las aplicaciones”, para lo cual es necesario saber cuáles son los factores que influyen en el éxito de las mismas. El ejecutivo se refirió a dos que tienen relación directa con la deriva: el tipo de boquilla utilizada –a la que hizo mención anteriormente- y el ambiente meteorológico. Con respecto a este último, advirtió que “hay que ser muy cuidadoso con la técnica de pulverización a aplicar” y recomendó utilizar las mangas de viento, ya que permiten ver de qué lado viene el viento y establecer si es conveniente o no realizar la aplicación.

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