ras una década de escasez de agua, Mendoza seguirá en crisis hídrica. El complejo escenario de sequía no logra sortearse aún con las grandes nevadas ocurridas a mitad de año. Los principales ríos de la tierra cuyana tendrán un año hidrológico pobre, con el 70% del promedio histórico de caudal.
Así lo informó el Departamento General de Irrigación en su Pronóstico de Caudales de los ríos de la Provincia de Mendoza para el período 2020/2021, previo a la temporada agrícola. Esta herramienta informativa es también de utilidad para inspectores de cauce, regantes en general, autoridades de empresas, organismos y municipios, para definir las medidas a adoptar sobre el manejo del recurso en cuanto al riego, la energía y el consumo.
De acuerdo con el porcentaje de este año con respecto a su propio registro histórico, el ranking de los ríos de mayor a menor caudal es: Grande, Mendoza, Tunuyán, Atuel, Diamante y Malargüe.
La mayoría de los ríos evidencian que tendrán un año hidrológico pobre, a excepción de Malargüe, que tiene la calificación de seco. Por tal motivo, la oferta general de agua para la geografía mendocina es del 70% de un año promedio.
En este sentido, la situación actual demuestra una leve mejoría en relación con lo ocurrido el año pasado, cuando la oferta general de agua fue del 50% del promedio histórico.
“La importante acumulación de nieve que se produjo en junio no tuvo continuidad en los meses siguientes, por lo que terminó la temporada con el 67% de agua de un año promedio, aunque con el triple de nieve que en el invierno 2019”, indicaron en el estudio del DGI, al tiempo que aclararon que hubo más nieve en el sur de la provincia que en el norte. Por lo tanto, una parte importante de esa agua se va a ir naturalmente a recargar acuíferos.
En cuanto al río Mendoza, la principal cuenca de la provincia, el pronóstico de escurrimiento para la temporada 2020/21 es de 1.000 hectómetros cúbicos (hm³), lo que representa el 72% de un año medio y una clasificación de año pobre. En la temporada 2019/2020, el volumen anual escurrido por el río Mendoza fue del 59% de un año normal.
En la temporada actual, de acuerdo con el reporte, los caudales presentaron un comportamiento muy atípico durante los meses de verano y otoño. “Esta falta de recurso e incertidumbre sobre su comportamiento hidrológico, sumado al importante volumen que se destina al abastecimiento poblacional en esta cuenca, obligó a una programación de los turnados de riego muy ajustados”, remarcaron las autoridades del organismo.