Soja: ROSARIO
$250.500 0.20%
Maíz: ROSARIO
$158.000 1.94%
Trigo: ROSARIO
$197.500 2.33%
l 11 de octubre se celebra el día internacional del dulce de leche, el cuarto producto lácteo más consumido en el país después de la leche, el queso y el yogur. La Argentina elabora 128.000 toneladas anuales de este producto, con un consumo anual per cápita de 3,1 kilos en promedio. En este sentido, dos pymes de la industria láctea comparten sus planes de negocio y cuentan cómo el dulce de leche se convirtió en un aliado para atravesar la crisis.
Luz Azul, una empresa comandada por Gabriela Benac en la localidad bonaerense de Azul, procesa unos 5.000 kilos diarios de dulce de leche en su planta. “Durante la cuarentena se triplicó la venta de este producto: pasamos de vender 6.000 potes por semana a unos 20.000”, señala Benac.
La firma, que también elabora más de cuarenta productos, tiene casi cincuenta puntos de venta, entre locales propios y franquicias, la mayoría en la Provincia de Buenos Aires y CABA.
“Habremos superado las 15 aperturas en pandemia”, comenta Benac, a la vez que afirma que se encuentran trabajando en el desarrollo de nuevas líneas, como salsas y chocolatadas, y que están en vías de desarrollo de una nueva planta para producir queso azul en la localidad bonaerense de Líbano.
Las líneas “familiar” y “repostero” del dulce de leche de Luz Azul recibieron varios reconocimientos en ediciones de Expo Suipacha. Este producto se comercializa en las variedades familiar, repostero y confitero, con presentaciones de pote plástico de 400 gramos o pote de cartón de 1,5 o 10 kilos.
En 2017, la canciller alemana, Angela Merkel, visitó al papa Francisco en el Vaticano. Entre otros regalos, le obsequió tres frascos de dulce de leche de la marca San Ignacio. “Nos enteramos cuando vimos la foto en el diario”, recuerda Alejandro Bertin, CEO de la pyme fundada en 1939 en la provincia de Santa Fe, sobre la imagen que representa parte de la visión que él y su socio y excompañero de estudios, Alejandro Reca, buscaron darle a San Ignacio: una compañía local con fuerte apuesta global.
La firma, que desde su fábrica procesa más de 36 millones de litros anuales de leche, es la principal exportadora de dulce de leche del país y ya se posiciona en el segundo lugar como exportadora de queso azul.
Con ventas por más de 1.200 millones de pesos en 2019, está presente en más de veinte países de América, Europa, Asia y Oceanía. Brasil y Chile son los principales compradores de dulce de leche, seguidos por Estados Unidos y Canadá. Además, San Ignacio es la única empresa habilitada para la exportación a la Unión Europea (UE), donde el principal mercado es España.
La vocación hacia el comercio exterior forma parte del ADN que le imprime la dirección de la empresa. “Cuando tomamos el control de San Ignacio en 2012, lo primero que hicimos fue contratar a un profesional del área y estructurar acorde a las necesidades de aquel momento a los prestadores de servicios de comercio exterior”, agrega Bertin.
San Ignacio también hace envíos a destinos como Sudáfrica, Dubái y Filipinas. “El nuestro fue el primer dulce de leche argentino que llegó a Japón en 2018, mercado que sigue en desarrollo”, sostiene. A corto plazo, la firma tiene en la mira plazas como China, Vietnam y la India.
“Desde que la pandemia se instaló entre los argentinos, la industria láctea continuó trabajando a pleno: los tambos no pueden parar su producción lechera y la industria está condicionada a seguir su ritmo pese a todo. Nuestra empresa sigue con la producción continua de su dulce de leche para la industria y para el consumo en el hogar. También, sin cesar, con su producción de queso azul y queso crema”, concluye Bertin.
