Felipe Martínez Ferrario: "Para llevar un detalle más preciso de cada uno de los animales, deben ser manejados como individuos"

"La ganadería ocupa los lugares vacíos que la agricultura no podría ocupar, como las cortinas de monte y las reservas forestales", sostuvo el gerente de Establecimiento Don Caito, Cabaña El Amargo

Felipe Martínez Ferrario:
martes 10 de julio de 2018

Cabaña El Amargo tiene cuatro establecimientos en Argentina (dos en Santa Fe, uno en Santiago del Estero y otro en Formosa) y uno en Paraguay. “Todos se encuentran en distintas áreas geográficas, distintos factores climáticos; esto nos ubica en un lugar privilegiado para comercializar nuestra genética en el norte argentino y con el Mercosur, al cual podemos entregar genética ambientada”, sostuvo Felipe Martínez Ferrario, gerente del Establecimiento ‘Don Caito’, en el Congreso Argentina Supermercado del Mundo.

Comenzó su presentación describiendo cómo la familia empezó a incursionar en el agro: “Debido a la actividad profesional de mis padres, se trató de buscar establecimientos a cuatro horas de distancia de la ciudad de Buenos Aires”, pero como no encontraron ninguno, pensaron en buscar alguno que se encuentre a cuatro horas en avión. Como eran pilotos, podrían desplazarse en su avión. Así es como llegaron al campo de Villa Minetti, Santa Fe; sin embargo, después de varios viajes en el Cessna 182, se vendió el avión y el campo quedó a ocho horas de distancia. No obstante, haciendo base allí, luego se expandieron por la provincia.

“Los distintos establecimientos que posee la empresa permiten diversificar el factor climático y el riesgo que esto implica que, por supuesto, es uno de los costos de producción”, señaló Martínez Ferrario e indicó que, por ello, es fundamental “saber ajustar a las necesidades el medio ambiente natural para armar un medio ambiente ecológico que sea perdurable y duradero, para poder realizar durante mucho tiempo las producciones en nuestros campos”.

Un distinción de los establecimientos de Cabaña El Amargo es la utilización del monte, el cual ocupa aproximadamente el 30% de cada establecimiento: “Esto permite evitar la erosión de los lotes”, señaló Martínez Ferrario pero sostuvo que los impuestos que pagan aquellos campos con unidad de monte deberían ser distintos a aquellos que tienen solo áreas desmontadas donde la propiedad es mucho más eficiente.

“Inicialmente, el proyecto Santa Fe surgió para combinar la agricultura y la ganadería en partes iguales; después, viendo las superficies que manejábamos y las posibilidades que nos daba el monte, cambiamos esta visión por una donde la agricultura y la ganadería se complementen, no compitan y la ganadería ocupe los lugares vacíos que la agricultura no podría ocupar, entre ellos las cortinas de monte y las reservas forestales”, detalló el gerente del Establecimiento ‘Don Caito’.

La empresa, además de dedicarse a la cabaña, maneja bienes de tipo diferenciados y de líder de costo. Además, tienen una manada de caballos de polo y cultivan en las áreas desmontadas. Esos granos y cereales obtenidos “son integrados al sistema de ganadería, son convertidos en proteína animal, en carne bovina y porcina”, explicó Martínez Ferrario.

En reconocimiento a los beneficios de la raza Braford, destacó “la plasticidad que tiene la raza para adaptarse a un sistema pastoril extensivo en Formosa, un sistema de feedlot en un confinamiento en Santa Fe y, en cuanto a la cabaña, cómo se adapta en una cría intensiva con un pastoreo rotativo intensivo”.

Martínez Ferrario explicó que la forma de integrar la agricultura y la ganadería es a través de “pastoreos de rastrojos, en suplementación a la ganadería diferencial y a la producción de carne, tanto en cerdo como en bovinos, con bajas barreras de ingreso y de salida. Según el momento del año y la disposición de los mercados, un decide si agregar o incorporar animales a un sistema feedlot. Y en los silos de autoconsumo también, para suplementar la cabaña en el planteo rotativo intensivo”. En el caso de Cabaña El Amargo, el objetivo es “incrementar la escala siempre y crear una unidad productiva porque, en realidad, todas esas actividades se encuentran relacionadas y una depende de la otra”, señaló y agregó que, debido a las distancias con los puertos, les es más rentable transformar los granos en carne que exportarlos como commodities.

Debido a que “las inversiones surgen de la propia producción”, el gerente manifestó que la estabilidad de la renta es muy importante para la subsistencia de la empresa; por ello, indicó: “Nos basamos en un alto gerenciamiento, en flexibilidad y baja resistencia al cambio”. En cuanto a la ganadería, sostuvo que “deben ser manejados individuos, no grupos ni tropas ni lotes, para llevar un detalle más preciso de cada uno de los animales”.

Respecto de la genética, Martínez Ferrario remarcó que realizan la evaluación respectiva en todos los animales. Actualmente, Cabaña El Amargo cuenta con 2100 animales en producción, todos de registros avanzados, es decir que “todos ellos tienen evaluaciones genéticas y fueron seleccionados bajo la premisa ‘belleza es aptitud expresada’”, lo cual significa que el animal bello es aquel que presenta todas sus aptitudes en distintos sistemas de producción (carnicera, fertilidad, rusticidad, etc.).

Refiriéndose a la cría, Martínez Ferrario la definió como un arte que debe ser complementado con la ciencia: “Hay que maximizar el mérito genético de los animales, aprovechando la oportunidad que nos brinda la ciencia, complementada con el arte de criar”.

Cabaña El Amargo, según el gerente de Establecimiento ‘Don Caito’, produce aproximadamente 750 kilos de carne por hectárea al año. El primer servicio en las vaquillonas lo hacen a los 18 meses, respondiendo a las exigencias de la ganadería actual que requiere animales precoces. La selección se realiza rigurosamente desde el nacimiento: “La Asociación Braford Argentina envía sus inspectores para probar y determinar qué animales se encuentran dentro de los requisitos de la raza. Sin embargo, nosotros aplicamos un nivel de selección aún mayor por sobre esta selección de la asociación”, indicó Martínez Ferrario.

Finalmente, subrayó la responsabilidad para las cabañas de ofrecer las evaluaciones genéticas, así como la responsabilidad de los productores en exigirla. En esa línea, sostuvo que todos los años Cabaña El Amargo realiza un remate en Quimilí, Santiago del Estero, donde “todos los animales son presentados y vendidos con sus evaluaciones genéticas”.

“La empresa tiene como objetivo difundir la mejora genética, el mérito genético a los productores comerciales”, concluyó.

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