Agro Alimentos / Orgánicos

Adrián García Rosolen: "Los productos orgánicos argentinos están muy bien posicionados"

El técnico del Área de Producción Orgánica de la Nación destacó que "hay 43 millones de hectáreas certificadas en el mundo"

Adrián García Rosolen:
jueves 26 de julio de 2018

Qué es la producción orgánica?, ¿cómo están posicionados los alimentos orgánicos en nuestro país y en el mundo?, ¿cuáles son las estrategias que se están desarrollando para promocionar este sistema productivo?

Esos son algunos de los interrogantes que respondió Adrián García Rosolen, técnico del Área de Producción Orgánica de la Nación, en su disertación en el congreso “Argentina, Supermercado del Mundo”.

Dentro de la Subsecretaría de Alimentos y Bebidas de la Nación, existe una dirección de Agroalimentos, que depende de la Secretaría de Agregado de Valor y, por supuesto, del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Rosolen contó que la Dirección trabaja “en tres estrategias de agregado de valor y diferenciación: la producción orgánica, el Sello Alimentos Argentinos, que es un sello de calidad, y las Indicaciones Geográficas (IG) o Denominaciones de Origen (DO), que son sellos vinculados al origen de los productos”.

Según el técnico, la producción orgánica posee cinco grandes principios: 1) incrementar la fertilidad de los suelos; 2) fomentar la biodiversidad de las producciones; 3) la prohibición de uso de productos químicos y de organismos genéticamente modificados; 4) el bienestar animal; y 5) la trazabilidad, que permite conocer el proceso de producción hasta que el producto llega a la góndola.

En esa línea, señaló que la Argentina posee una Ley General de Producción Orgánica, que es la nº 25.127. En su primer artículo se define qué es la producción orgánica. “Orgánico, ecológico y biológico son tres términos equivalentes para la norma argentina”, ya que tienen “la misma protección legal y sólo pueden ser utilizados cuando los alimentos están certificados”, afirmó Rosolen.

Asimismo, indicó que en la definición, en concordancia con los principios antes mencionados, “se habla de producción sustentable en el tiempo, de uso racional de los recursos naturales, de prohibición de sustancias químicas, de biodivesidad y fertilidad”, señalándose en última instancia que se debe permitir la identificación de esas características por parte del consumidor a través de un sistema de certificación que las garantice. Además, señaló que hay dos decretos que reglamentan la ley y una resolución del Senasa, la nº 364 de 2016.

En cuanto a cómo está estructurada la normativa orgánica argentina, detalló que existen normas generales, las cuales definen “al sistema de producción, control y fiscalización”; normas específicas, que atañen “a la producción primaria general, vegetal y animal”; y normas específicas de producción, como la apícola, ovina o acuícola. También manifestó que hay normas de elaboración, referidas a los procesos de industrialización, y las específicas para vinos y productos textiles.

Con respecto a la importancia de la certificación orgánica, expuso que la misma es fundamental “porque un organismo de tercera parte que no esté involucrado comercialmente con el productor debe dar garantía de que éste cumple con lo establecido en la normativa orgánica”. De esa manera, expresó que “la certificación es una herramienta de comercialización para el productor” y, al mismo tiempo, “un elemento de confianza para el consumidor”.

En relación a los requisitos que no pueden faltar en la etiqueta del producto envasado, dijo que son los siguientes: 1) el número de partida identificatoria o lote, que es lo que permite “garantizar todos los insumos utilizados en el proceso a través del cual el producto ha sido transformado”; 2) cuál es la empresa certificadora y su número de registro ante Senasa –son cuatro: LETIS, FS Certificación, OIA y ARGENCERT–; y 3) el uso del logo Orgánico Argentina, que “fue creado con el objetivo de posicionar los productos orgánicos en nuestro país y en el mundo, teniendo en cuenta que los productos orgánicos argentinos están muy bien posicionados en el mundo”.

En cuanto a cómo es el sistema de control, sostuvo que “si el producto es para mercado interno o para mercado externo con destino a Suiza, Japón o la Unión Europea, se certifica la norma argentina a través de la Ley 25.127”, mientras que para ingresar a Estados Unidos y Canadá, donde se despacha gran parte de la producción orgánica, “se debe certificar la norma de Estados Unidos, que se llama National Organic Programm (NOP)”. En este punto, aclaró que para el primer caso es “suficiente con certificar nuestra normativa porque contamos con un acuerdo de equivalencia”.

Con respecto al panorama del mercado a nivel mundial, señaló que “son 170 países los que cuentan con datos oficiales de producción orgánica”, de los cuales 82 poseen una normativa oficial. “Hay 43 millones de hectáreas certificadas en el mundo, más de dos millones de productores”, indicó Rosolen.

Asimismo, expresó que el Senasa, como organismo de control, recopila una serie de estadísticas al año en base a los datos proporcionados por las certificadoras. Las correspondientes a marzo de 2017 establecen que “en 2016 contábamos con 2.8 millones de hectáreas certificadas en la Argentina”, siendo “el segundo país en superficie después de Australia”, detalló. Además, afirmó que la mayor parte está destinada a “la producción orgánica en la Patagonia”, sobre todo en Chubut y Santa Cruz.

En cuanto a las exportaciones, dijo que en 2016 se han exportado 173.000 toneladas, siendo Estados Unidos el principal destino de las mismas por tercer año consecutivo, con el 53%, mientras que Europa se quedó con el segundo lugar, con un 30%. “Los principales productos exportados son trigo, pera, soja y azúcar de caña, aunque también hay otros industrializados como el vino, la sidra, distintos tipos de puré y concentrados de fruta.

En relación al mercado interno, sostuvo que, si bien todavía es muy pequeño, está en constante crecimiento, ya que “del año 2010 al 2016 aumentó casi un 400%”, pasando de 572 toneladas en 2010 a 2.200 en 2016, siendo “los principales productos la harina de trigo, el azúcar y la yerba mate”.

Por último, señaló que desarrollaron “un plan de comunicación con dos objetivos: fomentar el consumo y la producción de alimentos con el logo Orgánico Argentina, y fortalecer el posicionamiento de esta marca”, la cual está respaldada “por la calidad, la variedad y el posicionamiento a nivel internacional que tienen nuestros productos”.

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