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Juan Pablo Ioele: "La clave del éxito está en afianzar relaciones con los socios que tenemos hoy"

"Tenemos que poner foco en trabajar en cadena, desde el poroto de soja hasta que exportemos nuestra barrita de cereal al mundo", expresó el jefe de la AER Corral de Bustos del INTA Marcos Juárez

Juan Pablo Ioele:
miércoles 01 de agosto de 2018

Juan Pablo Ioele, ingeniero agrónomo y jefe de la Agencia de Extensión Rural de Corral de Bustos del INTA Marcos Juárez, planteó en el Congreso Argentina Supermercado del Mundo la situación actual de la Argentina, lo que se está realizando desde la producción primaria actualmente, y lo que el país debiera hacer para trabajar como un verdadero supermercado del mundo. “El desafío que como país tenemos que construir es el de trabajar en cadena”, destacó. 

Repasando la historia de la producción argentina, Ioele detalló lo siguiente: de 1810 a 1880, el país estuvo en una etapa artesanal con “una baja inserción internacional, una muy baja industrialización y productos artesanales”. El periodo entre 1880 y 1930 fue uno de los mejores momentos para la Argentina, con una buena inserción como proveedora de granos y carnes. A esta época le debemos la clasificación como granero del mundo. Se exportaban pocos productos a pocos destinos, con Inglaterra como principal socio comercial. En ese momento, nos correspondía el 2,5% de las exportaciones mundiales.

Luego, entre los años 1924 y 1950, con dos guerras mundiales y la Depresión, se hundió el mercado de capitales, los valores de la moneda comenzaron a fluctuar y, ahí, la “Argentina decide mirar para adentro”. Contrariamente a lo que decidía el mundo, que resolvía cómo articularse, nuestro país decidió dejar de participar internacionalmente. Pasada esa época, desde 1950 a 1976, hubo un periodo liberal, bajo el cual “Argentina emprende lo que fue la industrialización sustitutiva de importaciones; proteccionismo, estancamiento, déficit público, emisión monetaria. Un gran endeudamiento externo”. 

Nuestro problema para insertarnos después en el comercio internacional, según Ioele fue que, si bien teníamos un buen crecimiento y rendimiento desde el punto de vista productivo, “el mundo ya estaba comprando otra cosa. El mundo ya estaba industrializado”. Desde 1976 a la actualidad, la Argentina se rigió por un modelo neo liberal, con mayor apertura comercial, el surgimiento del Mercosur y Brasil como principal socio. Los antiguos aliados europeos le abrieron paso a una vinculación más local: “La clave del éxito para mí está en afianzar relaciones con los socios que tenemos hoy. Hoy el mundo está creciendo, no solo China y la India. Gran parte de nuestros vecinos crecen. A esos clientes tenemos que apuntar”, sostuvo Ioele. 

Asimismo, desmitificando la soberanía de nuestra carne y nuestros vinos, subrayó que, si bien son de los mejores a nivel global, “nosotros tenemos que trabajar fuertemente cuáles son las necesidades del mundo, qué es lo que el mundo está dispuesto a comprar y para qué”, no recaer en la creencia de que, por ser de altísima calidad, los mercados externos van a venir “desesperados” a comprarlos.

En esa línea, el ingeniero agrónomo hizo hincapié en el agregado de valor: “Nosotros seguimos vendiendo granos para que el mundo los transforme y produzca alimentos; de esa manera, ellos sacan toda esa gran tajada que tiene la cadena de la mayoría de los productos que logramos en el campo. Tenemos que hacer foco muy fuerte en trabajar en cadena, desde que producimos el poroto de soja hasta que exportemos nuestra barrita de cereal al mundo”, porque “el productor argentino adopta tecnología e invierte. Es un actor que tenemos que acompañar y entender”.

Con un mundo que avanza a pasos agigantados en términos de innovación e industrialización, la Argentina comienza a quedar relegada con la producción primaria: “La idea es desarrollar valor en las cosas que hacemos. Que logremos meter nuestra marca en el mundo con un super roquefort, con muy buena leche, con una muy buena carne a pasto, en las cosas donde nos podemos diferenciar”, manifestó Ioele. Actualmente, de acuerdo a los rankings de distintos alimentos en las góndolas mundiales, la Argentina está por debajo de su potencial. Según el ingeniero agrónomo, en el segmento carnes, estamos en el puesto número 18; en pescado, 20°; en lácteos, 16°; en té, yerba y especias, 33°; en golosinas y azúcares, 54°; en chocolate y cacao, 41°; en alimentos a base de cereales, 28°; en alimentos a base de frutos, 16°; en alimentos diversos, 49°; finalmente, en bebidas, 25°.

“Nosotros tenemos que trabajar en el lobby de lo que tenemos. Tenemos características naturales para venderle a un mundo que quiere comer cada vez más natural y más saludable. Y nosotros no lo hacemos, seguimos vendiendo harina de soja”, declaró Ioele y señaló que nuestro valor promedio exportable por tonelada es de US$700, por debajo del ideal que sería US$1.000. Por eso, “tenemos que trabajar en la industrialización. Hoy el mundo cambió, las estrategias bajo las cuales nos vinculamos son totalmente diferentes y los gustos también. Tenemos un nicho de inserción totalmente nuevo para trabajar desde este lugar”, subrayó.

En China tenemos un socio que tiene que ser abordado de una manera diferente, “hay que aprender básicamente cuáles son sus demandas, hacia dónde van. Nosotros, si queremos, le podemos vender todo. Producimos para 400 millones de habitantes y somos 40. Si aumentamos un poco nuestra frontera de producción y le seguimos dando el empuje de productividad que damos, en muy poco tiempo le podemos dar de comer a mil y en China son 1.400”, puntualizó Ioele.

En ese sentido, precisó que, para poder aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan, necesitamos lo siguiente: políticas de largo plazo; agregar valor, no solo suministrando un insumo nuevo al producto ya elaborado, sino también produciendo de una manera diferente; mejorar la infraestructura; generar pymes exportadoras; diversificar las exportaciones; y reformular y fortalecer nuestra relación comercial con Brasil y Chile: encuestas realizadas en el mundo sobre los países de Sudamérica resolvieron que Chile es el país mejor visto, “¿nos vamos a seguir peleando con los chilenos o los vamos a aprovechar? Los chilenos tienen una salida en Valparaíso por donde sacan casi el 60% de su producción. Tienen ventajas competitivas para producir muy malas y, sin embargo, producen al máximo de lo que pueden producir y lo que no pueden, nos lo compran a nosotros para exportar ellos. Encontremos en Chile un socio”, planteó Ioele.

“No hay que castigar al productor. Acuérdense que lo que tenemos que trabajar en la cadena. Cuanto más ayudemos al productor, mejor le va a ir a toda la cadena”, concluyó.

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