El líder es una persona que posee la capacidad de contagiar a los demás, que toma riesgos, tiene empatía, carisma y es creativo, además de contar con la habilidad para gestionar adecuadamente un equipo. No es fácil encontrar una persona que posea todas esas cualidades; sin embargo, las compañías no dejan de buscarlas.
“¿Por qué las compañías insisten en crear este modelo casi inalcanzable? ¿Por qué se generan expectativas que producen frustración y resentimiento en muchos miembros?”, se pregunta Eugenio Marchiori, profesor de la Escuela de Negocios de la UTDT. La respuesta, según él, es que “existe la creencia de que al poner la vara bien alta los empleados darán el máximo para saltarla”.
Además, Marchiori sostiene que, de alguna forma, se instaura que “ser líder es cool. Es una señal de estatus y es la gran zanahoria para todos, pero que solo un puñado podrá saborear”. Y agrega: “Si se apela al pragmatismo, se podría definir al líder como alguien que consigue que los demás hagan lo que necesita para la organización, y para él o ella. Para lograrlo, debe ser capaz de influir en la gente”.
Marchiori considera que hay seis “P” que cualquier persona puede trabajar para transformarse en un líder:
- Pasión: cada uno debe descubrir cuál es su pasión y aferrarse a eso. Si no se siente pasión por la actividad que se efectúa, entonces será mejor buscar otra cosa para hacer.
- Preparación: es necesario prepararse no solo desde lo profesional, sino también desde lo anímico. Una persona debe estar lista para asumir responsabilidades en cualquier momento. Prepararse da seguridad y capacidad crítica, aspectos fundamentales para poder conducir a otros.
- Perspicacia: no hay que dejar pasar las oportunidades. Para ello es importante conservar la mente abierta.
- Posición: para Marchiori, esto es estar en el sitio correcto en el momento adecuado. Para eso recomienda concurrir a eventos corporativos, a cursos o jugar un partido de fútbol con los compañeros. El objetivo es forjar oportunidades para que suceda aquello que se busca.
- Propósito: es necesario contar con un propósito personal que justifique el esfuerzo, es decir, algo que ayude a conservar el entusiasmo.
- Paciencia: En palabras de Marchiori, “la paciencia es el triunfo de la ambición sobre el tiempo y sobre la ansiedad”.