Ambiente Sustentable / Gestión Ambiental

Carlos Rossi: "El sistema silvopastoril es una alternativa interesante para mitigar los efectos del cambio climático"

"La biomasa forestal tiene una gran capacidad de acumular y retener el carbono que queda fijado en las plantas", aseguró el decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ

Carlos Rossi:

El decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Zamora (UNLZ), Carlos Rossi, disertó en el congreso “Argentina, Supermercado del Mundo” acerca de las ventajas que presentan los sistemas silvopastoriles con respecto a la ganadería tradicional, haciendo especial hincapié en la problemática del cambio climático.

En ese sentido, Rossi señaló que “la ganadería de rumiantes emite el 9% del dióxido de carbono y el 37% del metano de las actividades humanas”, aclarando que ese porcentaje de metano corresponde a “los gases de fermentación ruminal”. Además, sostuvo que “las deyecciones de estos rumiantes emiten el 65% del óxido nitroso, que es uno de los principales gases que afecta la capa de ozono y que genera el efecto invernadero”.

Asimismo, indicó que, en menor medida, “hay una responsabilidad de pérdida de fertilidad en los suelos por sobrepastoreo y por el desmonte de bosques nativos, sobre todo en zonas áridas y semiáridas”. Según Rossi, “el reemplazo de bosques por áreas de pastoreo está generando un cambio en la hidrología de muchas regiones del mundo”, a la vez que “afecta tanto a lo que es la diversidad de la fauna como la flora nativa”.

En lo que respecta a los sistemas silvopastoriles, dijo que “la ganadería pastoril puede realizarse sobre pastizal natural o pasturas implantadas”, recalcando que lo que se busca es “mantener un equilibrio” para que el bosque nativo pueda adaptarse a un sistema ganadero sin tener que perder sus condiciones naturales.

En cuanto al componente ganadero más utilizado, Rossi expresó que son los bovinos, aunque también se pueden realizar sistemas silvopastoriles con ovinos, caprinos u otros animales herbívoros, como es el caso de los búfalos en el norte de Formosa.

Además, explicó que estos sistemas se pueden complementar con otro tipo de actividades productivas como horticultura, apicultura, lombricultura y acuicultura. En el caso de Misiones y el norte de Corrientes, por ejemplo, indicó que se da la “producción de pinos con una pastura implantada de Axonopus catarinensis y la recría de vaquillonas”, mientras que en el Delta se encuentran “salicáceas y sauces plantados a 6x6 con cría vacuna”. En tanto, señaló que tanto en Catamarca como en Santiago del Estero y los llanos de La Rioja, lo que han hecho es eliminar lo que es la parte arbustiva, dejando los ejemplares arbóreos.

En relación a los beneficios de los sistemas silvopastoriles, el decano remarcó que “la biomasa forestal tiene una gran capacidad de acumular y retener el carbono que queda fijado en las plantas”, al tiempo que resaltó que hay una mejora de la retención hídrica, lo que está directamente vinculado con “la reducción de las escorrentías de las masas de agua”. En este punto, sostuvo que el incremento de las precipitaciones en varias regiones del país tiene una correlación con “la pérdida de masas boscosas”, ya que éstas “actuaban como barrera”.

Asimismo, subrayó que “los animales que pastan en bosques, sean nativos o implantados, tienen condiciones de bienestar animal muy superiores a la ganadería a cielo abierto”. En ese sentido, se refirió a las ‘eco-certificaciones’, que son los requisitos de producción que algunos mercados exigen y que la Argentina puede cumplir perfectamente teniendo ese tipo de sistemas desarrollados.

En la misma línea, Rossi remarcó que “el sistema silvopastoril es una alternativa muy interesante para mitigar los efectos del cambio climático”, indicó. De esta manera, y en relación al aumento de las precipitaciones en gran parte del país, el decano puso de ejemplo un caso en la provincia de Córdoba, donde un bosque nativo con algarrobos y quebracho blanco puede asimilar hasta 300 milímetros de agua caída por hora.   

Por último, sostuvo que la Universidad Nacional de Lomas de Zamora trabaja en un modelo silvopastoril con el INTA, que consiste en la plantación de álamos para madera y para papel. “Este sistema de plantación a baja densidad -5x5, 6x6 de salisácea- se combina con cría vacuna. Es el sistema que más ha crecido en los últimos veinte años en la zona del Delta”, señaló.

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