Estrategias para mirar lo que queda en el suelo al cosechar el trigo

Desde el INTA ofrecen algunos detalles que pueden indicar cómo trabaja la cosechadora, más allá de los medidores electrónicos de la cabina

Estrategias para mirar lo que queda en el suelo al cosechar el trigo
jueves 07 de mayo de 2020
C

uando se vende el trigo se ofrece al observador la oportunidad de hacer un control a campo con el objeto de mejorar su trabajo. Un aspecto importante consiste en medir la cantidad de granos de trigo que queda en el rastrojo luego del tránsito de la cosechadora, es decir, medir las pérdidas de la cosechadora.

La tolerancia de estas pérdidas es de hasta 80 kilos por hectárea. También es cierto que dicha pérdida tiende a cero en función de la tecnología aplicada en las cosechadoras y cabezales.

En el lote hay síntomas visibles que informan cómo trabajan el cabezal y la cosechadora.

Por ejemplo, el valor de pérdida señalado por los especialistas (80 kg/ha) se produce cuando se encuentran unas 228 semillas por metro cuadrado en el rastrojo, con posterioridad al paso del equipo. Eso sucede cuando el peso de 1.000 semillas es de 35 a 40 gramos, que resulta ser un valor corriente.

Para medir un metro cuadrado, desde el INTA recomiendan utilizar un aro de alambre con 0,56 metros de diámetro. Al arrojarlo 4 veces al azar se cubre en total un metro cuadrado; es decir que cada aro encierra un cuarto de metro cuadrado en su interior. ?Contar granos es una manera de evitar el uso de una balanza para pesarlos.

Otra manera práctica es usar el recipiente graduado que ofrecen desde el Propeco del INTA, con el que se mide la cantidad de grano encontrado en el suelo como si fuera un pluviómetro que mide el agua de lluvia caída. Los conteos de grano se hacen en zonas representativas del cultivo y sin necesidad de detener la cosechadora.

Otra práctica puede aplicarse para conocer el desempeño del cabezal, diferenciándolo de la cosechadora. La misma consiste en arrojar la tapa de un tambor de 200 litros. Con algo de buen estado atlético, podemos arrojar dicha tapa detrás de la cosechadora, cuando lo que sale por la cola aún no llega al suelo. De esta manera, los granos que quedan por sobre la tapa son pérdidas de la cola de la cosechadora, mientras que los granos encontrados por debajo de la tapa son pérdidas de cabezal; en este último caso también se cuentan los granos que ya estaban en el suelo antes de que pasara la cosechadora. Estas últimas son llamadas pérdidas naturales y solo se conocen si se las cuenta antes de que pase la máquina por el lugar de medición. Si se suman todas las pérdidas –excepto las naturales– más el grano cosechado, se tendrá el verdadero rinde del cultivo.

Más aún, si se mide la cantidad de grano en pie antes de que pase la cosechadora (grano cosechable), esa cantidad será igual a la suma de pérdidas más grano cosechado (en el autodescargable). Si hay diferencias es porque la máquina está pulverizando algo de grano que se hace harina y por ello no lo vemos.

Mirando el desempeño del cabezal, con draper o tornillo, es bueno ver como la masa de cultivo entra al embocador de la cosechadora de manera uniforme, sin acumulaciones de material momentáneos; es decir, se prefiere uniformidad en el ritmo de entrada de material vegetal a la cosechadora.

La velocidad ideal de cosecha es de 6,5 km/h, aunque ello dependerá de la capacidad de digestión del equipo, así como de la densidad y rinde del cultivo, pero en términos generales es un buen valor de referencia.

Otro detalle consiste en ver el grano que llega a la tolva (grano cosechado), dirigiendo mucha atención a los granos rotos y el nivel de suciedad. Ello dependerá de varios factores, como régimen del cilindro o rotor, luz de la camisa, humedad de la planta, presencia de malezas, altura de corte y humedad ambiente.

Otro punto a observar es la cola de la máquina, ya que informa como se desempeñará la sembradora en la próxima implantación de cultivo. Es bueno observar que el esparcido de la cola tenga el mismo ancho que el cabezal.

Los medidores electrónicos de rinde y de pérdidas de las cosechadoras, así como también el control del grano cosechado, son datos de gran utilidad. Pero si les aplicamos unos pocos y sencillos cálculos hechos con criterio, le sacaremos mucho más jugo, tanto a los datos como a la cosecha.

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