entro de diez años, las carnes de origen vegetal y las que se están experimentando de manera artificial en laboratorio podrían representar el 13% del consumo mundial. Estos datos fueron arrojados en una conferencia virtual organizada por el Club Agtech.
Según Beyond Meat, una empresa que hace una hamburguesa vegana en Estados Unidos, el consumo actual de carnes sustitutas en ese país es del 0,5%, aunque viene en alza.
Sin embargo, a nivel global, las carnes sustitutas representarían para 2030 48 millones de toneladas, sobre un total de 369 millones de toneladas entre todas las carnes. El disparador para el crecimiento viene por el lado de las tendencias en el consumo relacionadas con la salud, el bienestar animal y el impacto ambiental.
Para el economista David Miazzo, de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina, la carne sustituta podría quedarse con todo el crecimiento de la carne convencional estimado por la FAO, lo que llevaría a una baja en la demanda de granos para producir la proteína animal, pero una suba para hacer las carnes sustitutas.
“El Club Agtech estimó una posible reducción de demanda de granos para consumo animal de 209 millones, pero que al mismo tiempo se requerirían 84 millones de toneladas para producir las carnes sustitutas. El efecto neto sería de unas 125 millones de toneladas”, detalló.
Miazzo dijo que, a diferencia de la vegetal, la carne cultivada en el país todavía está en etapa de desarrollo. Esta alternativa se elabora a partir de la biopsia de tejido animal, cuyo proceso se basa en multiplicar y hacer crecer in vitro la célula hasta que se convierta en fibra muscular.
En la Argentina, el consumo promedio de carne vacuna es de 51 kilos per cápita anual. No obstante, con la tendencia hacia las alternativas veganas y el desarrollo de las carnes cultivadas, podría haber cambios importantes.
“Este cambio de preferencias se verá, mayormente, en los jóvenes de mayor ingreso, ámbitos urbanos y, sin comprobarse todavía, con inclinaciones ideológicas hacia la izquierda”, indicó el economista, al tiempo que destacó que, en las estadísticas, los hombres son menos propensos a consumir productos novedosos, ya que ven la carne vegetal como un producto femenino. Sin embargo, la carne cultivada puede ser una opción para ellos.
“La carne vegetal tiene un nivel de desarrollo maduro. Ya está ganando mercado y puede ser percibido como un beneficio para salud. Además, en los últimos años, está teniendo mucho marketing, y este puede ser funcional para bajar los costos de producción. Una vez que se la empiece a descubrir, habrá más probabilidad que se la adquiera a menos costo porque va a funcionar como el reemplazo de la carne”, concluyó.