Los argentinos Paulo Barberis y Mauro Coringrato, socios fundadores de la franquicia de “restaurantes de día” Adorno Bar, tienen un gran desafío por delante: poner de moda el clásico brunch, esa comida que combina el desayuno con el almuerzo, en Madrid, luego de abrir su primer local en la capital española.
“Nos parecía la puerta al mercado europeo. Contratamos una consultora gastronómica local, Ansón y Bonet, para analizar si era viable y lanzamos el negocio”, comentó Barberis, quien si bien siempre quiso tener un negocio gastronómico, durante once años se desempeñó en la industria textil. Impulsado por su actual socio y dermatólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Coringrato, decidió hacer un curso de Administración Gastronómica en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) y en 2014 inauguró su primera tienda, ubicada en Palermo.
En solo cuatro años, Adorado Bar ya cuenta con nueve franquicias entre Capital Federal y Mar del Plata. El objetivo es expandirse en el resto el país. “La idea es apuntar hacia el interior: desembarcar en Córdoba, Rosario, Mendoza y Tandil”, afirmó Barberis.
El concepto de “restó de día” consiste en una propuesta que funciona desde las primeras horas de la mañana hasta las 20, que ofrece una cocina rápida pero saludable y casera, con ingredientes de estación y productos frescos de elaboración propia sin conservantes. “Vamos cambiando con productos de estación para no estancarnos siempre en lo mismo; vamos tratando de ver qué pasa en el resto del mundo”, indicó.
Los platos más populares son el brunch, los huevos revueltos y el avocado toast, una tostada acompañada con palta. Si bien en España no está tan difundido el brunch, se estima que con el tiempo se vaya adoptando esta costumbre.
Con la misma carta que en sus locales de Buenos Aires, el Adorno Bar madrileño, de capacidad para 60 personas, con salón principal y terraza, se encuentra en el barrio de Lavapies, una zona que en los últimos años fue creciendo mucho, cuyo comercio principal es el de la venta de telas.
La expansión de la empresa se viene dando a pasos agigantados debido, en parte, a que cuenta con una sociedad que se dedica a distribuir la marca. Barberis no es el dueño de todos los locales, sino solamente del de la calle Honduras, en Palermo. Respecto a esta franquicia, adelantó que abrirá una sección de panadería, 100% libre de gluten, con formato take away, es decir, comprar para llevar, que se llamará Adorado Mostrador Gluten Free, donde se van a vender medialunas con dulce de leche, budines sin lactosa, sin azúcar y productos veganos.
“Lo principal es animarse. Yo estaba en una empresa muy tranquilo y al año dejé todo para lanzar mi emprendimiento. Cuando decidí meterme en el mundo de la gastronomía, me puse a estudiar y me rodee de gente que me ayudó. Uno tiene que hacer lo que sabe hacer y juntarse con profesionales que sepan hacer lo que uno no. Saber delegar y armar equipos puede ser la clave del éxito”, concluyó.