E
n medio de la pandemia de coronavirus, conservar granos se convirtió en un excelente negocio para el productor. La actual crisis económica se presenta como un momento oportuno para comprar insumos agrícolas, asegurando liquidez y resguardándose de la inflación. Los motivos del éxito de un tipo de venta que ya es tendencia.
La causa del éxito es simple: mientras los precios de los granos aumentaron, el valor de los insumos se mantuvo relativamente estable. Ante estas circunstancias, el productor encontró en los insumos un “refugio” para preservar su liquidez y protegerse de la inflación.
En esta línea, un empresario agrícola está en condiciones de adquirir un 23% más de fosfato diamónico, urea o atrazina pagando con poroto de soja disponible.
De acuerdo a un informe de la consultora AZ Group, con 2,3 toneladas de maíz se puede adquirir una tonelada de urea. En el mismo sentido, con 1,6 toneladas de soja se puede comprar una tonelada de fosfato diamónico.
Además, también es posible adquirir un 35% más de gasoil y un 27% más de kilos de ternero, en comparación con el promedio de los últimos tres años.
Según AZ, este tipo de transacciones favorables también incluye el intercambio de maíz y el girasol disponible, con números similares a los de la oleaginosa.
Por otro lado, se observa que muchos empresarios agrícolas optan por realizar compras anticipadas para el ciclo 2021/22, como una manera de stockearse ante eventuales faltantes de insumos importados, aprovechando los valores actuales de algunos insumos agrícolas.
En este marco, los insumos se convirtieron en el destino indicado para la liquidez de aquellos empresarios que decidan avanzar con la venta de granos, ahuyentando el fantasma de la licuación por inflación.