Un equipo de investigadores de la Universidad de California evaluó las ventajas de utilizar sensores en las gallinas para monitorear su comportamiento y determinar su estado de salud, siendo el principal objetivo la detección temprana de enfermedades.
De acuerdo a los especialistas, este sensor tiene una precisión de alrededor del 85% y no solo permite captar cualquier movimiento de la gallina –por ejemplo, si está picoteando o higienizándose–, sino también detectar si hay alguna anomalía en su organismo.
Según manifestó Amy Murillo, una de las coautoras de la investigación, el análisis del comportamiento de las gallinas precisa que los investigadores realicen “un trabajo de campo basado en la observación en persona o en el registro de horas de video”, con lo cual se reduce el número de animales que se pueden evaluar.
En esa línea, Murillo explicó que el sensor está conformado por acelerómetros de tres ejes que posibilitan el registro de cualquier movimiento de la gallina, permitiendo que se pueda “recopilar datos sobre las aves de corral de forma continuada y durante largos períodos de tiempo”.
Por su parte, Alireza Abdoli, otra de las coautoras de la investigación, señaló que la idea no es que todas las gallinas tengan el sensor incorporado, sino que los datos que se obtengan de aquellas que sí lo tengan puedan ser aplicados a las demás aves de corral.
Asimismo, Abdoli expresó que uno de los propósitos principales es establecer cómo los brotes de ectoparásitos, como los piojos o los ácaros, afectan el comportamiento de los animales.
Además, la especialista señaló que el objetivo es usar este sensor tanto en gallinas infectadas como sanas, a fin de realizar una comparación sobre los distintos tipos de comportamiento. En caso de hallar grandes diferencias en aquellos animales infectados, el productor podría aplicar de manera más eficaz un control de plagas en la explotación.