AgTech: una revolución en la industria de la agricultura

Gracias a los avances tecnológicos que se fueron implementando en el último tiempo en la industria de la agricultura, se espera que dentro de los próximos cuarenta años se pueda establecer un sistema alimentario más sostenible y eficiente. Con maquinarias mejoradas y métodos de cultivo menos invasivos, la AgTech (tecnología en agricultura) plantea un futuro prometedor.

Los tractores sin conductor que cultivan hectáreas y producen cultivos en almacenes masivos de clima controlado y las semillas modificadas genéticamente –que requieren menos agua para su crecimiento–, son algunas de las innovaciones más importantes que la alta tecnología constituyó en el sector agroindustrial. Se trata de tecnologías que permiten que las granjas sean más inteligentes y productivas.

A medida que se emplee la tecnología para remodelar al campo, los beneficios aumentarán. Según el profesor del Stanford Graduate School of Business (Stanford GSB), Haim Mendelson, la agricultura es una industria más que necesaria. “Todo el mundo come, por consiguiente, los cambios que mejorarán la productividad para un número relativamente pequeño de agricultores, se ampliarán para ayudar a cada uno de los habitantes del planeta”, sostiene.

En colaboración con su colega del Stanford GSB, Hau Lee, la directora de la Iniciativa de Innovación de la Cadena de Valor, Sonali Rammohan, y el ingeniero Akhil Srivastava, Mendelson elaboró un artículo en el que distingue las tendencias que está impulsando la revolución alimentaria y destaca las áreas que atraen a un mayor número de empresarios e inversores.

El sistema alimentario mundial necesita implementar sí o sí un cambio. De acuerdo a varios estudios, para 2050 el planeta tendrá que alimentar a tres mil millones de habitantes más que en la actualidad, por lo que la demanda de alimentos se incrementaría en un 50%. Asimismo, el cambio climático impondrá una serie de demandas para el cultivo, en tanto que menos personas trabajarán en la industria agrícola. “Aunque la tecnología no sea el remedio, ofrece grandes oportunidades en un mundo que vive conectado a internet y puede crear un sistema alimentario más resistente”, señala Mendelson.

Si bien las inversiones en el sector agrícola pueden parecer menores si se las compara con otros rubros, cada vez son más los capitalistas que lo ven con buenos ojos a la hora de invertir su dinero. En 2017, se destinaron más de 735 millones de dólares en 147 acuerdos, que sobrepasaron a los 57 millones para 71 ofertas que se registraron en 2013. Además, los conglomerados de granjas agrícolas, que están construyendo sus propias divisiones de AgTech, vienen apoderándose de estas nuevas compañías. Por ejemplo, la firma de equipos Deere & Co. cuenta con un grupo de soluciones inteligentes que se centra en la agricultura de precisión y emplea a más de 300 desarrolladores de software, ingenieros y probadores. En 2018, adquirió Blue River Technology por 305 millones de dólares, en tanto que Monsanto compró la empresa de big data Climate Corp a 1,1 millones de dólares en 2013.

Para Mendelson, las startups incluyen tecnologías de control y análisis de datos para darle sentido al monitoreo por satélite o a las simulaciones del clima. El área más importante es la que abarca a la agricultura de precisión, que implica recopilar y analizar datos a nivel de planta individual. De acuerdo a la investigación realizada, un grupo de agricultores estadounidenses que la utilizaron reportaron una reducción de los costos en un promedio del 15% y un aumento del rendimiento en un 13%. Aun así, se pueden emplear herramientas de monitoreo más generales y plataformas centralizadas, como Ceres Imaging, que ayuda a los agricultores a recopilar información a través de sensores y cámaras conectadas a aviones pequeños.

Como la tecnología de automatización continuará ejerciendo cambios en la agricultura, en el futuro, los tractores automáticos posibilitarán que los agricultores trabajen en varios campos simultáneamente con la misma cantidad de trabajadores –o menos–, y operar equipos durante el día y la noche. Los sistemas de riego automatizados, que recopilan información sobre los niveles del agua y el suelo, permitirán que se usen estos recursos de manera más eficiente.

Entre las oportunidades que el equipo de Mendelson identificó aparecen:

- Recursos (US$755 millones de inversión): los sistemas de riego más novedosos utilizan agua y fertilizantes específicos en menor cantidad que los convencionales. Por otra parte, las granjas verticales y urbanas emplean menos tierra y reducen el uso de pesticidas.

- Mercados digitales (US$682 millones de inversión): permite que los agricultores formen equipos para obtener un seguro mejor o conectarse con los clientes locales. Por ejemplo, Full Harvest ayuda a que puedan vender productos que si bien no son perfectos, son comestibles y no se encontrarían en ningún supermercado. A su vez, Ricult contribuye a que agricultores rurales puedan obtener préstamos.

- Software de operaciones (US$129 millones de inversión): posibilita que los agricultores puedan tomar mejores decisiones a la hora de realizar operaciones. También les permite ahorrar dinero y hacer un seguimiento de los recursos y la productividad.

- Innovaciones en productos (US$4,36 millones de inversión): las nuevas tecnologías, como la edición de genes o la agricultura celular, están diseñando alimentos completamente nuevos. Por ejemplo, Impossible Foods y Memphis Meat utilizan carne cultivada para la elaboración de hamburguesas.

- Herramientas para desarrollar habilidades (inversión menor): incluye videos, servicios de voz de línea directa y aplicaciones móviles que ayudan a que los agricultores puedan compartir sus experiencias. Por ejemplo, AgriFind (Francia) es una plataforma de redes sociales que sirve para que hagan preguntas y brinden consejos.

Otros de los desafíos que se presentan son: encontrar a los trabajadores más inteligentes que puedan operar con la última tecnología, y hallar las regulaciones comerciales y gubernamentales, las políticas comerciales y fiscales y la infraestructura tecnológica básica que respalden estas nuevas técnicas innovadoras. Para Mendelson, el mayor reto representa cambiar la mentalidad de algunas personas, que en muchos casos prefieren hacer las tareas como las hacían en el pasado en vez de innovar.