Desarrollo Económico & Social / Negocios & Estrategias

¿Cómo aprender de los fracasos?

Todo el mundo se equivoca; lo importante es no ver el fracaso como una derrota, sino como un punto de partida desde donde pueden surgir nuevos y poderosos aprendizajes

¿Cómo aprender de los fracasos?

Como afirman muchos dichos, es necesario equivocarse para poder aprender. Según la mayoría de los especialistas, los errores constituyen un punto de partida esencial desde donde podemos adquirir nuevos conocimientos y capacidades tanto a nivel profesional como personal, aunque el proceso puede ser largo y tedioso.

Se supone que es más recomendable aspirar a algo y fracasar, que no haber intentado nunca. Lo importante es aceptar al fracaso como un maestro y no reaccionar de manera agresiva cuando nos equivocamos.

Para atravesar el proceso de aprendizaje de la mejor manera y no caer en una actitud negativa, es necesario seguir los siguientes pasos:

- Manejar las emociones: experimentar los sentimientos que te dejan los fracasos es el primer paso para poder recomponerse. No trates de aceptar las derrotas de inmediato, ya que puede que haya un dolor dentro tuyo que necesite ser expulsado. Cuando estés en este estado emocional, no hagas nada precipitado y asegurate de exteriorizar todo lo que sentís para que no vuelva a aparecer.

Darte un tiempo para sentir humillación, vergüenza o ira te ayuda a superar el fracaso más rápido.

- Hacer un esquema de lo que salió mal: durante la fase emocional, empezá a pensar por qué el resultado terminó siendo negativo. Analizá si le prestaste atención a los detalles, si tomaste un proyecto que fuera demasiado para tus capacidades o si hubo problemas en el desarrollo que no pudiste controlar.

Según el experto en desarrollo de liderazgo Bill Wooditch, autor del libro “Equivocarse más: aceptar, aprender y adaptar el fracaso como un camino al éxito”, escribir en un cuaderno o papel lo que sucedió puede ser muy útil para adquirir nuevos puntos de vista y evitar cometer los mismos errores en el futuro.  También puede ser apropiado enumerar los factores que pudieron contribuir a la falla, para reconocerlos y abordarlos. “A medida que se identifican los problemas, se adquieren perspectivas muy diferentes”, revela.

- Crear un protocolo de prevención de errores: una vez que hayas podido identificar qué salió mal, podés crear un sistema para que no vuelva a suceder. Mientras vayas encontrando los puntos débiles de tu proceso, creá una lista de verificación para evitar que pase lo mismo la próxima vez.

El impacto de los errores se puede mitigar si se construyen redes de seguridad para planes, proyectos y objetivos. Para esto, se necesitan asignaciones extensas que permitan crecer, aunque la integración de puntos de control sirve para administrar los resultados.

Determiná tus criterios de medición del éxito y, en caso de que el camino se esté desviando, buscá ayuda o recursos adicionales que te permitan hacerlo bien.

- Compartir lo aprendido: mientras tratás de sacarle beneficio a los fracasos, compartí con el resto lo que aprendiste. Mostrales a tus compañeros que estás trabajando para no volver a cometer el mismo error y tratá de restaurar su confianza. Si los que te rodean pueden comprobar que aprendiste de los desaciertos del pasado, ganarás más respeto. Además, compartir experiencias dentro de una organización puede contribuir a construir una nueva cultura de aprendizaje y cambiar las perspectivas sobre el fracaso que tienen los demás.

 

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