Los fenómenos climáticos juegan un rol crucial en la última campaña agrícola. Los motivos que colocan al clima como un condicionante crucial para el sector, y las acciones para hacer frente a sequías e inundaciones.
Durante los últimos años, se vienen presentando de forma intensa eventos climáticos que determinan el éxito o el fracaso productivo. Las extensas sequías, con lluvias erráticas y aisladas en el tiempo, vienen afectando este ciclo agrícola.
n este contexto, de acuerdo a los datos de la Bolsa de Cereales y de la Bolsa de Comercio de Rosario, la siembra de trigo estimada en siete millones de hectáreas –con una producción que rondaba las 21 a 22 millones de toneladas– fue afectada por la falta de agua durante la ventana de siembra, por lo que la superficie proyectada se redujo a 6,5 millones de hectáreas.
Sumado a esto, a causa de la intensificación de este fenómeno durante el desarrollo del cereal, disminuyeron las estimaciones de cosecha por debajo de las 17 millones de toneladas.
En esta línea, el último informe trimestral del Foro Interinstitucional del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) prevé la persistencia de sequías en casi todo el país, con lluvias por debajo de los valores normales para los próximos meses. Para Roberto De Ruyver, director del Instituto de Clima y Agua del INTA, la tendencia indica que el verano estará dominado por la ocurrencia de La Niña, con lluvias a escala reducida.
La intensificación de eventos extremos implica trabajar en un diseño federal de estrategias de gestión de riesgos, como esquemas de subsidio por parte del Estado y mecanismos de incentivo para la toma de seguros paramétricos para la sequía. Teniendo en cuenta que el sistema de seguros está poco desarrollado por fuera de la región pampeana, tomar acciones en este sentido se vuelve crucial.
Por lo pronto, desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación se impulsa el Proyecto de Gestión Integral de Riesgos del Sector Agropecuario (GIRSAR) para analizar esquemas a aplicar y programas pilotos para enfrentar eventos como sequías o inundaciones.