El cannabis puede ser el nuevo agronegocio

A partir de la reglamentación del cultivo para uso medicinal, se abre una posibilidad como alternativa para la agricultura urbana

El cannabis puede ser el nuevo agronegocio
viernes 20 de noviembre de 2020

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arío Andrinolo es docente, investigador y extensionista en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) e investigador del Conicet y dialogó sobre las posibilidades que se abren para el desarrollo del cultivo de cannabis en Argentina.

El Gobierno Nacional reglamentó la ley de Uso Medicinal del Cannabis (27.350) ampliando su utilización más allá de la epilepsia refractaria, permite el autocultivo y garantiza la provisión para pacientes, fomenta la investigación y autoriza la producción pública y privada de aceite y otros derivados.

-¿Qué posibilidades se abren con esta reglamentación?

-Por un lado, para hacer el cultivo individual hay que inscribirse en el Registro del Programa de Cannabis (ReProCann), donde el médico debe hacer una receta por triplicado, el médico debe presentar un pedido de aprobación ante la Anmat y la persona puede comprar el producto en la farmacia. También se abre la posibilidad de cultivo comunitario, donde en lugar de plantarlo de manera individual se puede delegar en terceros que pueden ser cooperativas, clubes u ONGs. Estos deben generar una relación con una institución académica o universidad y el Ministerio de Salud debe aprobar el cultivo.

-¿Qué acciones están desarrollando en la Cátedra de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP?

-Nosotros estamos trabajando en el desarrollo de cultivos colectivos con trazabilidad desde el esqueje hasta el producto final. Desde la cátedra libre estamos trabajando con cuatro organizaciones. Nuestra idea es una jerarquización. Los cultivos los hará la gente, pero desde la parte académica vamos a estructurar el respaldo de la presentación de papeles y la operación desde el cultivo hasta la elaboración de aceites.

-¿También darán apoyo a los autocultivos?

-Lo fundamental es protocolizar lo que se hace para que salga siempre igual. Para eso hay herramientas más o menos sofisticadas. Un control de metales pesados cuesta 10 mil pesos, pero si el agua se toma de un lugar determinado y la tierra de otro lado, no es necesario hacerlo todo el tiempo. En el producto final se debe garantizar al menos la dosificación de cannabinoides. Para abaratar costos y sin perder la calidad de la trazabilidad, se puede regular lo que se está utilizando y obtener productos seguros para la comunidad. Estoy convencido de que desde la farmacología no hay ningún motivo por la cual un aceite industrial es mejor que uno casero terapéuticamente hablando. El casero podrá tener un poco más de clorofila, pero no tendrá un diferente contenido de cannabinoides. Con protocolos se garantiza la seguridad del producto y minimiza la estabilidad del producto. También están los cultivos provinciales y municipales, en convenios con privados o soberanos.

-¿Qué posibilidades tiene el cannabis como agronegocio en Argentina?

-Estoy convencido de que puede serlo. El precio de la flor está entre 200 y 300 dólares por kilo, cuando la soja cuesta 400 dólares de la toneladas. En Argentina es muy barato producir cannabis y tiene una industria farmacéutica propia muy importante. Se podría hacer una trazabilidad industrial muy importante, como purificar CBD, THC y hacer genéricos. Incluso se podrían hacer bioplásticos, forrajes para animales, ladrillos para construcción y hasta golosinas. Las posibilidades son infinitas. El aceite es lo que más vende como marketing, pero está lejos de ser el producto estrella que podría tener el cannabis.

-¿Puede ser una alternativa para el ámbito urbano?

-Entra como cultivo urbano perfectamente. En San Vicente estamos con una experiencia de cultivos de cannabis en containers marítimos, que incluyen desde el esqueje hasta el aceite a granel en la misma unidad de producción. En La Rioja vamos a cosechar 1 hectárea y el año próximo 7 hectáreas. En la provincia de Buenos Aires debe ser indoor, bajo cubierta y con aire filtrado. En las provincias del Norte hay buena tierra, mucho tiempo de sol, pocos parásitos y se pueden tener hasta dos cultivos anuales. En la Patagonia es más difícil por el viento y la provincia de Buenos Aires está en un punto intermedio, tiene muy buen clima pero hay mucha contaminación de los cultivos como trigo, soja o maíz. No se podría vender la flor para uso medicinal pero sí procesarlo para hacer CVD puro o THC puro. También están los productos derivados de la semilla, como aceite.

 

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