Esta enfermedad, causada por el hongo Erisiphe pisi DC (Syn. E. polygoni DC), se encuentra ampliamente distribuida en el sur de Santa Fe, donde se presenta todos los años con impacto variable sobre el rendimiento, según el momento de infección y las condiciones ambientales. Las primaveras secas, con temperaturas entre 21ºC y 27ºC, y noches frescas con formación de rocío, favorecen la infección y el desarrollo de la enfermedad (Saskatchewan Pulse Growers, 2000).
Inicialmente, se observan manchas blanquecinas de aspecto pulverulento en la cara superior de las hojas o de las estípulas. En condiciones favorables, la enfermedad avanza rápidamente hasta cubrir parcial o totalmente la superficie de las mismas, pudiendo secar los tejidos y afectar también los tallos, zarcillos, vainas y semillas. Cuando el ambiente es altamente conducente, la enfermedad puede completar un ciclo cada 7 días, por lo que si la infección es temprana, puede alcanzar al 100 por ciento de incidencia, dependiendo de la reacción de la variedad.
El oídio afecta la capacidad fotosintética del cultivo. Por este motivo, cuando el período crítico transcurre en ambientes favorables, esta enfermedad puede reducir el rendimiento hasta en un 59%, pudiendo afectar también la calidad industrial del grano (Warkentin et al.,1996; Fondevilla y Rubiales, 2012). Entre las herramientas de manejo más eficaces, se encuentra el uso de genotipos de buen comportamiento, asociado a otras herramientas de manejo como fechas de siembra y, eventualmente, control químico. Viljanen-Rollinson et al. (1998), observaron que, en etapas tempranas del cultivo, el progreso de la enfermedad en los nudos bajos y medios de las plantas eran buenos indicadores para diferenciar el comportamiento de los cultivares de arveja frente a oídio. Con el objetivo de aportar información respecto al comportamiento de variedades en el sur de Santa Fe, se evaluó un set de 19 genotipos integrantes del sitio Oliveros de la Red Nacional de Cultivares de arveja.
INTA