Diseño del Paisaje / Construcción e Instalación para Espacios Verdes

Reflexiones sobre la planificación de los nuevos espacios verdes

Los parques y jardines han evolucionado a lo largo de la historia del hombre adaptándose en cada momento al uso que eran destinados

Reflexiones sobre la planificación de los nuevos espacios verdes
miércoles 24 de junio de 2020
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a concentración de la población en zonas metropolitanas y el despoblamiento acusado de zonas rurales, ha creado grandes desequilibrios territoriales que han agravado los problemas medioambientales y su relación con el entorno.

En algunas zonas turísticas la población de hecho llega a triplicarse debido a la afluencia veraniega o el acusado desarrollo de las conocidas como ciudades dormitorio. Las previsiones demográficas para este siglo son de reducción de la población, sin embargo las migraciones desde núcleos rurales a núcleos urbanos continuarán, ampliándose con la llegada de inmigrantes de otros países.

La ciudad tradicional ha sido de poblamiento denso, heterogénea en cada barrio con áreas compactas, sin embargo esta compacticidad se rompió con el desarrollo en las últimas décadas de urbanizaciones discontinuas con la ocupación extensiva del territorio y la congestión en áreas centrales, un gran aumento de la movilidad y longitud de desplazamientos, la congestión de tráfico, el aumento de consumo de energía y agua, la mayor producción de residuos, etc… y la degradación de los espacios naturales que las han albergado.

En grandes ciudades y muchos pueblos se han consumido más suelo en los últimos 40 años que en toda su historia anterior.

Los procesos históricos de urbanización y desarrollo han producido y están produciendo fuertes impactos ambientales en los sistemas naturales. Aunque se está actuando en materia de medio ambiente, son escasas las estrategias adoptadas de cooperación con visión de futuro.

Por otra parte no podemos olvidar, en líneas generales, unos hechos que son evidentes: la precarización generalizada del mercado de trabajo, sus dificultades de acceso, principalmente de los jóvenes, el envejecimiento de la población, el descenso de la fecundidad, la incorporación de grupos étnicos poco integrados en la vida de la ciudad, el incremento de la marginación, el amplio desarrollo de la economía de la delincuencia ligada al tráfico de drogas, las formas chapuceras de economía, ventas ambulantes, contrataciones informales y otras muchas más que son la base de gran parte de la pobreza, marginalidad y delincuencia de la actual sociedad que se manifiesta en mayor grado en las ciudades y de la que no escapan los parques y áreas verdes.

Qué duda cabe que a esta sociedad, con problemas específicos distintos a los que a lo largo de la historia han venido produciéndose debe darles respuesta.

Hablar de una política de recuperación de espacios urbanos sin mencionar los ejes fundamentales de la política urbanística se hace difícil.

La reconstrucción y revitalización de la ciudad ha sido y es uno de los objetivos fundamentales de cualquier equipo de gobierno. Este objetivo pasa por hacer más habitables nuestros centros históricos y conseguir una mejora de la calidad de vida en los barrios y las nuevas urbanizaciones.

El protagonismo de la ordenación urbanística se concreta en la política de los Planes Especiales de análisis de detalle de cada barrio, que se materializa en la realización de proyectos urbanos.

Los proyectos de detalle deberán de satisfacer las demandas y las características propias de cada barrio, su ordenación viaria, su política de aparcamientos, la reordenación del transporte público, la política de vivienda, que son ejes que acaban conformando esta ciudad del futuro que todos deseamos.

El espacio público debe aumentar la superficie para peatones recuperando calles y espacios incontrolados o utilizados indebidamente para la circulación, aparcamiento u otros fines no peatonales.

Debe primar el uso social de estos espacios, procurando que no sean sólo zonas para “mirar”, sino para “utilizar”, lo que hace necesario que haya espacios de usos múltiples flexibles para cualquier manifestación, ya sea deportiva, cultural o asociativa.

En muchas ocasiones las demandas de los vecinos se orientan sobre “zonas verdes”, es decir zonas de pavimentos blandos con abundante vegetación y con elementos tradicionales de mobiliario urbano, funciones que a veces no son resolubles en espacios de pequeña dimensión y centralidad, son lugares de encuentro para funciones colectivas, manifestaciones culturales, espectáculos, mitines, etc… De aquí que su piso deba ser “duro”, característica fundamental de los cascos históricos, sobre todo en zonas de congestión de gente.

No creo que sea solo de una ciudad el problema de las movidas, también en las zonas verdes. Ahora, so pretexto del “ambiente nocturno”, un sector juvenil noctámbulo toma por asalto las zonas verdes para sus “botellonas”. Hielo, cerveza, alcohol y una animada conversación, que dura hasta la madrugada, congrega esta “movida” en los espacios en la penumbra, generalmente en climas benignos en los parques y jardines públicos durante casi todo el año. La fuerte música apaga la voz del jardín, que no pasa de ser un pretexto, un punto de encuentro. La mañana siguiente se ilumina con un paisaje desolador de bolsas de hielo, latas de refrescos, botellones de cerveza, vermouth, ginebra, whisky, multitud de vasos de plástico y cartones. Son los peores usuarios de la zona porque sólo buscan un lugar de reunión y en grupo son capaces de arrasar este equilibrio sutil entre cultura y naturaleza. El vandalismo es producto de la conducta incívica de unos pocos… que cada vez son más.

Se han querido, en los últimos años, buscar soluciones a estos problemas con intentos de actuaciones especificas cuyos resultados han sido irregulares.

Antes indicábamos que el grado de cultura de un pueblo se medía por el estado de conservación de sus jardines.

El crecimiento demográfico, la pérdida de la diversidad biológica, el dispendio energético, la carga de residuos, la contaminación urbana, el agua, la ocupación del territorio, la degradación de la naturaleza, el automóvil, enemigo número uno de la ciudad, la segregación social, etc… han originado muchos problemas ambientales y de sostenibilidad que se convierten en temas clave a los que prestar máxima atención. Se han puesto en marcha eficaces sistemas para la mejora de la calidad del aire, las aguas potables, la gestión de los residuos, sin embargo se acrecientan los problemas vinculados a la circulación del automóvil, el exceso de ruidos o la pérdida de hábitats naturales y de zonas verdes víctimas de la especulación o un distorsionado planeamiento.

Los responsables del urbanismo municipal estaban empeñados en construir las nuevas plazas de la ciudad bajo unas características arquitectónicas perfectamente definidas.

La mayoría de las plazas terminadas en esta época eran calificadas de “duras”.

Se defendían los técnicos como que “se encuentran dentro de la línea de vanguardia más avanzada de la actualidad”. Con este juicio se pretendía defender la calidad de su diseño.

Coincidían en el criterio de que “estas plazas estaban hechas para soportar el desgaste que sufren normalmente con la presencia de las personas que habitualmente acuden a ellas: niños y ancianos en especial”, pero…

Que van a durar parece fuera de toda duda.

Una razón objetiva que avala esta afirmación es que son muy poco frecuentadas. El implacable sol, la falta de sitios para resguardarse, a veces la dificultad de acceso, etc… no constituyen un aliciente o invitación a permanecer en ellas. Algunos de los argumentos con que se defienden los técnicos y políticos municipales es que se han construido respetando los criterios de los ciudadanos o propios vecinos del lugar a los que posiblemente nunca se les haya consultado…

Aceptando que se integran dentro de una línea urbanística vanguardista, las losas colocadas como pavimento, la ausencia de arbolado, la carencia de fuentes, no obedece obviamente a diseños presentados por los ciudadanos o peticiones de éstos cuya participación ha sido nula.

Hemos de ser conscientes de que los procesos de degradación nos afectan a todos y en todas partes, hemos de tomar conciencia de las posibles soluciones a adoptar para generar un mejor nivel de vida, sin hipotecar los recursos para las futuras generaciones.

Debemos de comprender y hacer comprender que las ciudades como están planteadas hoy en día tienen efectos depredadores sobre el planeta y su propia subsistencia, la ocupación del territorio, el consumo del agua, de energía, la producción de residuos, el transporte, la degradación de la naturaleza, son problemas que crecen de forma alarmante.

Medio ambiente, calidad de vida, biodiversidad, sostenibilidad, pedagogía etc… son palabras muy utilizadas hoy en día y de difícil definición si no son entendidas como procesos inteligentes de lucha contra los problemas medioambientales; no son discursos teóricos, ni dogmas, ni fórmulas mágicas, en los que nosotros los ciudadanos tenemos mucho que decir.

El ansia urbanizadora de los gestores del territorio, catalizados por los grupos de presión de la construcción y el de las entidades financieras, refleja una gran falta de sensibilidad y desconocimiento de los ecosistemas, ya sean locales, regionales o globales. Su ansia de construcción devora la naturaleza.

Las decisiones sobre medidas que afectan al medio ambiente se toman como actividades sectoriales, sin analizar los impactos que éstas producen en otras áreas.

Debemos concebir las ciudades como ecosistemas, los ecosistemas son comunidades de viviendas en los que habitan organismos vivos entre los que predomina el ser humano; ocupan un medio físico que se va transformando a resultas de una actividad interna y funciona a base de intercambios de energía, materia e información. El sistema no puede sobrepasar su capacidad de carga, ni la población máxima que pueda soportar indefinidamente el habitat sin perjudicar la productividad del ecosistema en el que nos asentamos.

Pero la ciudad, no debemos olvidarlo, desde una perspectiva local es también fuente de riqueza, civilización y cultura, productora de bienes y cultura para las personas.

La ciudad no se constituye de espacios homogéneos, sino que dentro de ellos conviven individuos que se enfrentan a condiciones muy dispares. La ciudad se fragmenta en barrios ricos y barrios pobres aislados entre sí.

La ciudad es el lugar donde se concentran la mayor parte de los problemas medio ambientales.

 

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