unque es bastante desconocido en la mesa argentina, el nabo es muy importante y esencial para la cocina coreana.
El nabo es reconocido por sus efectos positivos en la digestión, circulación y como antiinflamatorio. “Es un tubérculo muy versátil y tiene muchísimas propiedades”, explica la cocinera Marisa Shim.
La chef está a cargo de la cocina de Zuti, un restaurante donde se pueden disfrutar platos de la cocina coreana tradicional con toques de fusión adquiridos en su restaurante de Nueva York. “Mi sueño es acercar al paladar argentino una versión renovada de los sabores coreanos en un entorno de ambientación moderna con guiños asiáticos”, dice.
En sopa, fermentado tipo kimchi, en una cazuela de arroz o como pickles para comer con carnes, la cocinera explica que crudo y rallado el nabo es crocante como el repollo. En tanto, cocido toma una consistencia y un dulzor comparable a la batata con un toque de picor. Va bien con proteínas, verduras o granos.
De diferentes tipos, todos se pueden comer hervidos, cocidos, salteados, fritos, a la parrilla o crudos.