n América Latina se carece de estadísticas turísticas confiables del mercado doméstico, son aún más pobres las específicas del ámbito rural, tanto por la disparidad de conceptos que engloba la definición del tema según los países, como por los inconvenientes que se presentan a la hora de realizar mediciones en el interior de los países. Aún con estas complicaciones es posible trazar objetivos cuantificables.
Caracterizamos como turismo rural a toda actividad que atraiga turistas y visitantes al ámbito rural con independencia de la motivación que los movilice. Incorpora al turismo deportivo (caza, pesca), al ecoturismo, al turismo de aventura y muchas modalidades más. El requisito para esta categorización es que las actividades se desarrollen en el ámbito rural y que la población local tenga interacción protagónica con los visitantes.
Asumimos la definición planteada posicionados y comprometidos con el mundo rural sabiendo además que la misma genera consecuencias impositivas y de política económica que no vienen al caso en este artículo, pero que debieran ser consideradas en un plan nacional. Desde la perspectiva apuntada el turismo rural puede y debe ser considerado una actividad agraria más.
El turismo rural es una categoría turística menor dentro de la actividad turística, sin embargo, desde la perspectiva de las políticas del desarrollo rural puede cobrar una significancia impensada. Esto es lo que deseamos mostrar en este artículo.
Los cuadros que se insertan muestran bajo el rótulo “Turismo Rural”, el monto que surge de estimar el 5% del gasto turístico agregado. Este monto se compara con el valor que generan las 20 actividades agrarias más importantes para Argentina, Perú, Colombia, El Salvador, México y Cuba.
El gasto turístico total, base para obtener el 5%, se calculó tomando en cuenta que para la Argentina y México la Cuenta Satélite del Turismo indica que el ingreso de divisas turísticas que aportan los turistas extranjeros y que se cuenta para todos los países, representa sólo el 20% del gasto turístico total. Se trabajó con la hipótesis de que Perú y Colombia tienen el mismo comportamiento. Para El Salvador la hipótesis es que el turismo extranjero aporta el 40% del gasto y para Cuba el 90%.
El resultado del ejercicio realizado evidencia, en todos los casos, la importancia que puede adquirir el turismo rural para el sector agrario. Si la hipótesis se cumpliera, el 5% del gasto turístico representaría, en todos los países considerados, un aporte sustantivo a las áreas rurales, siendo en todos los casos una de las actividades que más ingreso generaría, y sin que las tradicionales dejaran de realizarse.
El desarrollo del turismo rural requiere que se le brinde una mirada más profunda que la actual. Si así se hiciera la hipótesis planteada podría cumplirse largamente. Cómo una evidencia empírica mencionamos que en Austria los agricultores se quedan con 14% del gasto turístico total.
Una política agraria que no valorice turísticamente la naturaleza y la cultura rural a través del turismo evidencia una pobre visión estratégica del desarrollo rural. Aún lo países que cuentan con programas de turismo rural están mostrando estas carencias.
Los planes debieran proponer metas cuantificables y no sólo instrumentales o subjetivas. En este sentido creemos que captar el 5% del gasto turístico agregado para las zonas rurales puede ser la meta de un Programa Nacional. En la mayoría de los países de América Latina está todo, o casi todo, por hacer. Estamos seguros que nuestros estudiantes tienen en este camino un papel fundamental para cumplir.
Área de turismo rural - UBA