¿Cuál es el futuro climático de Rusia a medida que la UE avanza hacia una economía baja en carbono?

stas preguntas, que se debatieron en la conferencia climática global ruso-europea a principios de este mes, no podrían llegar en un momento más apropiado. Las temperaturas en la región polar de Rusia, que aún se recuperan de una serie de olas de calor e incendios forestales durante el verano, están aumentando dos veces más rápido que en otras partes del mundo. Eso significa problemas para el permafrost, la mezcla de suelo y hielo que cubre más del 60 por ciento de la masa continental de Rusia. A medida que sube el mercurio, el permafrost se derrite, inundando los pastos, retorciendo las carreteras y desestabilizando los edificios.

El Ministerio del Lejano Oriente y Ártico de Rusia recientemente puso un costo a tales pérdidas, estimando que los efectos progresivos del cambio climático probablemente causen daños por valor de 99 mil millones de euros a la infraestructura del norte para 2050. Las cifras son parte de un estudio federal en curso del ministerio. está compilando sobre la adaptación a los efectos del calentamiento global.

Sin embargo, los enfoques que está adoptando la UE para controlar sus emisiones de carbono son preocupantes para muchos expertos rusos, que temen que las medidas tengan consecuencias para las empresas y la industria rusas.

De hecho, según Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea a cargo del Pacto Verde Europeo, la tarea más importante del bloque europeo es abordar la crisis climática y hacer frente a los efectos del aumento constante de las temperaturas. Como tal, la UE se ha comprometido a convertirse en carbono neutral para 2050 y ha descrito los pasos detallados para lograrlo.

Otros países en la órbita cercana de Rusia están siguiendo su ejemplo. China ha anunciado planes para convertirse en libre de carbono para 2060. Sudáfrica y Corea del Sur han declarado objetivos similares, y Estados Unidos, después de cuatro años de medidas ambientales regresivas, tiene la intención de volver a entrar en el Acuerdo Climático de París y revisar su política ambiental bajo un Presidencia de Biden .

Sin embargo, mientras que la UE apunta a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 30 por ciento para 2030, Timmermans dice que ni siquiera esto es suficiente. Por tanto, los europeos centrarán la atención en la energía necesaria para hacer funcionar los edificios, ya que la calefacción y la refrigeración representan el 40 por ciento de todo el consumo energético. Para reducir esto, se requieren renovaciones y modernizaciones a gran escala.

Rusia y la UE

Para que Rusia mantenga una ventaja económica en este entorno cambiante, también debe comenzar a descarbonizarse, dijo en la conferencia climática Ruslan Yedelgeriev, asesor del presidente ruso y enviado especial de Moscú para asuntos climáticos.

“La industria intensiva en energía puede ser la que más sufra, pero debemos descarbonizar y vamos a descarbonizar si queremos ser competitivos”, dijo en la conferencia. “El estado debe ayudar a las empresas, ya que antes eran esas empresas las que aseguraban el desarrollo económico de nuestro país”.

Añadió que, independientemente de cuán ambiciosos sean los planes de reestructuración ecológica de la UE, ningún grupo puede actuar solo. Para ayudar, Rusia está preparando su propia estrategia de transición verde, que incluye una serie de documentos regulatorios que aún están en desarrollo. Pero Yedelgeriev subrayó que la transición debe ser colaborativa y fluida.

"Todo el mundo le teme al Pacto Verde, pero no olvidemos que la UE es el mayor socio económico de Rusia", dijo Timmermans en la conferencia. “Todos los países ricos en energía que exportan combustibles fósiles deben aceptar que no hay futuro para este combustible. Los productores, consumidores e importadores de dichos combustibles en todos los países tienen la misma responsabilidad. Estos países deben hacer juntos la transición verde. Ahora hay tiempo para que todos los países se reconstruyan, estamos hablando de un horizonte de 30 años ”.

La experiencia de la UE está demostrando que la reducción de emisiones puede conducir realmente al crecimiento económico. Clara de la Torre, quien es subdirectora general de cambio climático en la Comisión Europea, dijo que el PIB de la Unión Europea creció en un 62 por ciento mientras que el bloque reducía las emisiones en un 25 por ciento.

A pesar de un impulso internacional para ceñirse contra los efectos del cambio climático y la aceptación general de la ciencia que demuestra que el mundo se está calentando, todavía hay muchos escépticos conservadores en Rusia. Ven la energía renovable como un lujo y abogan por un mayor desarrollo de los enormes recursos de combustibles fósiles del país. Hasta entonces, el Green Deal de Europa es una conspiración ideada por los enemigos de Rusia.

"Hasta ahora, los conservadores están dominando y ganando, pero si no se hace nada, Rusia abandonará la competencia global en unas pocas décadas", dice Anatoly Chubais, presidente de la firma rusa de tecnología Rusnano. “El carbón verá su consumo máximo en la década de 2020, el petróleo en la de 2030 y el gas en la de 2040. ¿Que sigue? ¿Qué pasará con Rusia? "

De hecho, las ambiciones climáticas de Rusia dejan mucho que desear. Moscú apunta actualmente a reducir las emisiones en un 30 por ciento por debajo de sus niveles de 1990 para 2030. Sin embargo, dado el colapso de la industria rusa en ese año, y con él las emisiones de Rusia, este objetivo en realidad aumentaría las emisiones en un 3 por ciento en comparación con la actualidad.

"Esto es todo menos un objetivo ambicioso, no se puede hacer nada aquí", dice Chubais.

Pero también advirtió contra el otro extremo del llamado "eco-radicalismo", cuyos seguidores abogan por copiar ciegamente el camino de Europa hacia la descarbonización.

“Nuestro complejo de combustible y energía representa el 20 por ciento de nuestro PIB, el 40 por ciento de nuestro presupuesto y el 60 por ciento de las exportaciones estatales”, dice Chubais. "Determina la vida de todo el país, por lo tanto, uno debe actuar aquí de manera muy deliberada y cuidadosa".

Sin embargo, Chubais dijo que también ve el nacimiento de la energía renovable como el cambio positivo más significativo hacia una economía baja en carbono en Rusia. Actualmente, la capacidad instalada de fuentes renovables en el país es de dos gigavatios. Para 2024, esto crecerá hasta seis gigavatios.

“En los últimos tres años ha aparecido en nuestro país la generación de energía solar y eólica, así como una industria propia para la producción de equipos para este sector”, señaló Chubais. “Antes de eso, no había nada de esto. Creo que una capacidad instalada de cinco o seis gigavatios es una cifra seria cuando el sector se ha desarrollado desde cero. Esperamos que Rusia no rompa con esta política antes de 2035 ”.

También identificó un área en el impulso de las energías renovables donde Rusia y la UE pueden generar un espíritu de cooperación: el hidrógeno. La Unión Europea ya ha dado pasos hacia el aumento del papel del hidrógeno en la transición energética y tendrá una demanda en la producción de acero y cemento, combustible de aviación. También es necesario como portador de energía.

“El hidrógeno para Rusia en 20 a 40 años se convertirá en un gran desafío y una gran oportunidad”, dice Chubais. “Nuestro sector energético tiene capacidades que serán necesarias para producir “hidrógeno verde”, que se produce con fuentes de energía renovables. Al mismo tiempo, Rusia y Europa están conectadas por una colosal infraestructura de gas, y si integramos esa estructura con la infraestructura para la producción de hidrógeno que está construyendo Europa, podremos hacer esta transición ”.

Bellona