a lechuga tranquilamente podría coronarse como la reina de las hortalizas. Su uso es múltiple y nunca falta en la mesa de los argentinos. Se trata de una planta ideal para cultivar en casa –no requiere de mucho espacio– y disfrutar durante todo el año.
Las instrucciones son sencillas: sembrar en fresco, con un buen riego y protegerlas del sol y el calor. Si bien se puede sembrar en cualquier época del año, se debe considerar que hay que cuidar la planta de los calores intensos del verano con sombra y abundantes riegos, así como de las heladas y la humedad del invierno.
Sus variedades son abundantes, con diferentes tipos de hojas y colores que van desde el verde vivo, oliva o pálido, hasta los tintos.
En cuanto a su cuidado, si las lechugas están plantadas sobre una cobertura limpia no necesitan ser lavadas. No obstante, suelen lastimarse y para revivirlas hay que pasarlas por agua helada, secarlas y guardarlas en la heladera. Ahora bien, si sospecha de babosas, es necesario remojarlas en agua con vinagre.
Se puede comer cocida o cruda, pero no se puede envasar ni secarla, y mucho menos guardarla en el freezer. Tampoco es recomendable chorrearlas con aceite y vinagre directo de las botellitas, ya que las gotas son capaces de penetrar la cubierta protectora de la hoja y mancharla; lo ideal es hacer una vinagreta.