Cómo lograr que un negocio sea sustentable

as nuevas tecnologías, las enormes capacidades y dificultades para desarrollar startups en la Argentina y la posibilidad de exportar conocimiento, fueron algunos de los temas tratados en el panel “La agenda de la innovación para un futuro biobasado”, del que participaron Mariana Stegagnini, presidenta de CEDEF; Diego Gauna, del INTA; Federico Trucco, presidente de Bioceres; e Ignacio Plaza, titular de la Cámara Argentina de Fintech.

Mariana Stegagnini consideró que estamos atravesando una revolución 4.0 que pone el foco en la innovación y las nuevas tecnologías. Según la ejecutiva de CEDEF, una particularidad de esta revolución es la convergencia entre las innovaciones físicas, digitales y las ciencias biológicas con una exponencialidad nunca vista.

“Sensorización, big data, blockchain, edición génica son algunas de las nuevas tecnologías, algunas muy disruptivas, como los sustitutos de carne basados en plantas, o la concepción del suelo y las plantas basada en la microbiota”, explicó Stegagnini, a la vez que señaló que “el dinamismo del agro hace que sea uno de los ámbitos con mayor desarrollo de estas tecnologías”.

En esa línea, manifestó que el desafío es garantizar equidad. “Si el futuro es biobasado, no puede ser de unos pocos, porque implica agregar valor y aprovechar biomasa en el territorio. Pero hay obstáculos: lo digital, la infraestructura, el género; hay territorios repletos de oportunidades, pero están aislados”, apuntó. A modo de ejemplo, indicó que, en promedio, el 35% del territorio rural argentino tiene internet, pero mientras en la provincia de Santa Fe alcanza al 68%, en Formosa, Catamarca y Jujuy solo llega al 7%.

Por su parte, Diego Gauna, del Centro de Investigación en Economía y Prospectiva del INTA, expresó que el área donde trabaja es interdisciplinaria, con economistas, politólogos, agrónomos y biólogos. “La agricultura 4.0 es un cambio de paradigma que tiene menos de tecnología que de modelo de gestión del conocimiento, innovación e institucionalidad”, aseguró.

En este contexto, contó que un estudio de 2018 analizó las disrupciones más importantes en lo científico-tecnológico hacia al 2030 en Estados Unidos, y hallaron cinco áreas estratégicas: el enfoque en sistemas y la investigación transdisciplinaria; el desarrollo y validación de sensores, nanosensores y biosensores; la aplicación e integración de la ciencia de datos, las herramientas de software y los modelos de sistemas; la genómica y la edición genética; y la relevancia del microbioma. “El documento se utilizó como base para definir las líneas de investigación prioritarias del USDA para el período 2020-25”, afirmó.

En Australia, en tanto, el organismo científico y tecnológico (CSIRO) posee una plataforma de big data (Digiscape) cuyos objetivos son solucionar problemas como la provisión en tiempo real de pronósticos de rendimiento de los cereales, contribuir en la eficiencia de la acuicultura y disminuir la huella hídrica de cultivos de riego intensivo.

Por último, con respecto a la Unión Europea (UE), el especialista dijo que este año publicaron una estrategia (“Del productor a la mesa”) con áreas de investigación claves, relativas al microbioma, los sistemas alimentarios urbanos, la alimentación de los océanos y las fuentes de proteínas alternativas.

Por otro lado, el presidente de Bioceres, Federico Trucco, repasó la historia de la firma que puso sus cimientos en diciembre de 2001. Comenzó siendo una cooperativa de productores y se transformó en una empresa con más de 360 accionistas, la gran mayoría productores agropecuarios de la Argentina.

“Bioceres fue construyendo distintas historias, quizá la más emblemática es la de las tecnologías para tolerancia a sequía y salinidad en cultivos extensivos, que se originó en un grupo del Conicet que está en la Universidad Nacional del Litoral. Ese activo tecnológico fue avanzando y nos permitió vincularnos con otras empresas, cambiar parte del futuro por negocios ya establecidos, en algún momento combinándonos con Rizobacter, otra empresa argentina con larga trayectoria en microbiología y nutrición de los cultivos con microorganismos, y generando Bioceres Crop Solutions, la primera compañía biotecnológica de Latinoamérica en ser listada en la Bolsa de Nueva York”, explicó.

Asimismo, expresó: “Parte de nuestro expertise tiene que ver con entender la ciencia y transformarla en negocios, y tratamos de participar en estadios tempranos de proyectos de alto impacto”.

Según Trucco, “en la Argentina hay un recurso humano sumamente creativo, un sistema científico con cierta originalidad, y eso lo podés utilizar de una manera muy costo-efectiva para crear startups.  No obstante, consideró que es difícil escalar “no tanto por el acceso al capital, sino por nuestra parálisis cultural: nos cuesta mucho liderar procesos internacionales; cuando tenemos que proponer un marco regulatorio, tenemos temor”.

El presidente de la Cámara Argentina de Fintech, Ignacio Plaza, señaló que, hoy en día, “cualquier empresa tiene que mapear lo que hace para el desarrollo sostenible”, al tiempo que añadió que “el PBI mundial se duplica cada 23 años, pero que ahora hay que cambiar la matriz fósil, que se volvió insostenible: el desafío es seguir creciendo sin destruir el planeta”. Plaza consideró que se invierten pocos recursos en biología sintética. “Cuando algo se hace digital, el rendimiento se duplica todos los años”, afirmó.

Finalmente, Plaza hizo hincapié en la necesidad de incluir digitalmente a toda la población, así como en la importancia de apoyar y desarrollar el know how local. “Hay que ver cómo exportar este intangible o vamos a terminar importándolo”, concluyó.