En relación con el desarrollo que hoy ofrece la biotecnología, el mejoramiento digital avanza y se amplia, para optimizar el “ojo humano” hacia más y mejores soluciones. Monsanto, por ejemplo, a nivel mundial, emplea en el área de Investigación y Desarrollo a 4.100 personas en 49 países. Esto permite contemplar una mayor diversidad ambiental, para prescripciones localizadas: los productos se prueban en ambientes cuyas características se asemejan a las de los productores.
Monsanto tiene su centro de investigación en la Argentina en Fontezuela, pueblo cercano a Pergamino, dentro de la provincia de Buenos Aires. Federico Vartorelli, líder de Investigación de la compañía en América del Sur, detalló que, desde allí, en 2017 se colectaron más datos sobre mejoramiento genético que en la década anterior: 10 terabytes y 500 millones de datos.
El Big Data es un proceso de recolección y análisis de millones de datos que permite alumbrar información no observada a primera vista y establecer nuevas correlaciones. Esta ciencia de los datos aplicada en una agricultura de precisión, permite estudiar a fondo cada lote para determinar sus cualidades agronómicas y luego elegir la mejor variedad para esa zona o parcela, de manera de optimizar el uso de insumos, adecuando las dosis a los diferentes ambientes, para lograr una producción más sustentable.
Los canales de información conectados a nivel global apuntan a obtener datos agronómicos para que los productores puedan decidir qué, dónde, cuándo y hasta la cantidad de los productos a utilizar. Más allá del volumen disponible, el abanico se abre por la posibilidad de interacción entre distintas experiencias. Compartir información amplia el horizonte a todos los que actúan como en un gran equipo.