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El narciso (Narcissus) es una planta bulbosa de la familia de las Amaryllidaceae que comprende más de 40 especies diferentes.Puede crecer y desarrollarse tanto en el exterior como en el interior, siempre que se den las condiciones favorables: a saber, clima suave, una buena dosis de luz, un suelo fértil y un riego moderado.El narciso se planta en otoño y florece a finales del invierno. Sus bellas flores amarillas con forma de trompeta son como un anuncio de que la primavera está cerca. Hazte con algunos ejemplares de narciso y, cuando los veas florecer, siente y disfruta de ese rayo de esperanza. Parecen querer decir: “todo va a salir bien”.
Hasta cierto punto, claro está. Es cierto que prefiere estar al aire libre, incluso en invierno, por lo que si lo cultivas en interior tendrás que buscarle un rincón fresco en tu casa. Sin embargo, no le gustan las temperaturas extremas.
Puedes plantar tus narcisos en el jardín, si tienes la suerte de contar con uno, o en la terraza o el balcón.
Si los cultivas en maceta, trasplanta los narcisos a un tiesto más grande o al suelo del jardín cuando acabe su floración. Una vez la primavera esté en su apogeo, allá por mayo, el narciso perderá sus hojas pero no morirá. El bulbo enterrado te regalará una nueva floración el siguiente invierno.
El narciso necesita una buena cantidad de luz natural para florecer, por lo que es importante que escojas su ubicación teniendo esto en cuenta.
Si lo vas a sembrar en el jardín, no lo hagas en una zona de sombra, y si lo tienes en el interior, mejor colócalo cerca de una ventana.
No dejes que tu narciso pase sed. Es una planta que necesita que la riegues a menudo, aunque con poca cantidad de agua.
No tolera los encharcamientos, que no son buenos para casi ninguna planta, por lo que has de asegurarte de que el sustrato de la maceta o del terreno drena el exceso de agua de forma adecuada. De lo contrario, podrían pudrirse los bulbos.
Aunque el narciso no es demasiado exigente con respecto al sustrato que necesita para crecer, sí que es conveniente que le asegures una tierra fértil.
Por eso, si tu suelo carece de nutrientes, tendrás que ayudarle con algún complemento orgánico, como el humus de lombriz, por ejemplo.
A la hora de sembrar los bulbos de narcisos en tu jardín, elige para ellos un emplazamiento adecuado en el que luzcan toda su belleza.
Puedes ponerlos en borduras o formar macizos de flores junto con otros bulbos como jacintos o tulipanes. El resultado será espectacular.
Te ayudarán a decorar cualquier rincón de tu casa. Elige una maceta de tamaño adecuado y suficiente profundidad, ya que las raíces del narciso necesitan al menos 30 cm hacia abajo para desarrollarse.
Llena la mitad de la maceta de tierra adecuada y coloca los bulbos con las puntas hacia arriba. Cubre con tierra y riega de forma abundante. En poco tiempo verás como brotan las hojas.
¿Sabes cómo multiplicar tus plantas de narcisos? Puedes hacerlo de forma sencilla mediante la división de los bulbos. Este proceso, habitual en jardinería, se realiza una vez terminada la floración, y después de un periodo de tiempo en el que se marchitan las hojas de la planta.
En la base de los bulbos principales surgen unos más pequeños que pueden separarse y volverse a plantar.
Aunque el narciso no sufre el ataque de muchas plagas (al parecer sus raíces tienen un sabor que resulta desagradable a muchos insectos), hay algunas con las que debes tener cuidado como, por ejemplo, la mosca del narciso. Las larvas de este insecto penetran en el bulbo para alimentarse de él y debilitan la planta hasta acabar con ella.
Otras plagas que debes vigilar son los nematodos, el mosquito de los bulbos, el pulgón y algunos ácaros.
En cuanto a las enfermedades que afectan al narciso son, sobre todo, la podredumbre de la base (provocada por el hongo Fusarium), la roya o el moho gris (Botrytis cynerea).
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