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a presencia de las mascotas en el hogar ha modificado la demanda de alimentos balanceados. La mejora en la alimentación de perros y gatos domésticos no solo ha logrado un aumento en la esperanza de vida de las mascotas, sino también un aporte en las cadenas bioeconómicas. El análisis del agrónomo Fernando Vilella.
El perro y el gato doméstico son las dos especies de mascotas más populares. En total, hay 565 millones de perros y 256 millones de gatos en todo el mundo. Estados Unidos es el país con mayor cantidad de animales, con unos 78 millones de perros y 86 millones de gatos.
Según una investigación realizada por el profesor Gregory Okin de la Universidad de California, en la ciudad de Los Ángeles, perros y gatos protagonizan un gran impacto ambiental debido al volumen de heces generadas por el consumo de productos de origen animal en sus dietas. “Los perros y gatos consumen el equivalente al 33% de la energía derivada de proteínas animales consumidas por los humanos de EE.UU., y el 19% de la cantidad de la energía total de los mismos”, indica el informe.
“Las mascotas producen en heces el 30% ± 13% de la masa respecto a la que producen los norteamericanos, una cantidad similar a la de 90 millones de estadounidenses, mucho más que dos poblaciones de Argentina”, resalta Vilella.
Los animales domésticos protagonizan un impacto ambiental del 25% al 30% debido al uso de la tierra, agua, combustibles fósiles, fosfatos y otros agroquímicos. El consumo de alimentos cárnicos por parte de perros y gatos es responsable de la liberación de hasta 64 ± 16 millones de toneladas de CO2 equivalente con capacidad de GEI (Gases de Efecto Invernadero), lo mismo que 13,6 millones de automóviles por año.
El progreso material de millones de personas en el mundo en desarrollo posibilitó un aumento en el consumo de carne y la adopción de más mascotas en los hogares. En este sentido, Orkin considera que hay “una tendencia a la humanización de la comida de mascotas que compite directamente con el sistema de alimentación humana”.
A nivel global, y por el impacto de la fiebre porcina africana en 2019, por primera vez en nueve años se produjo una caída de la producción global de alimentos balanceados y un crecimiento sobresaliente de los sectores de alimento para ponedoras, pollos de engorde y acuicultura.
La Argentina tiene una cultura muy asociada a las mascotas, ya que el 78% de los hogares tiene al menos una. En total, hay 9,2 millones de perros y tres millones de gatos.
El mercado argentino de alimentos balanceados está en el orden de las 620.000 toneladas, es decir, 14 kilogramos por argentino –84% para perros y 16% para gatos–.
La industria local de alimentos para mascotas presenta un potencial muy significativo, ya que todas las materias primas son nacionales, al igual que el 100% de los alimentos balanceados consumidos en el país. La exportación de estos productos ronda los US$100 millones anuales.
Las mascotas generan nuevas demandas de alimentos y de todo tipo de servicios. “Siempre señalamos que debemos intentar pasar de exportar ingredientes de alimentos a alimentos directos para consumo humano, pero debemos sumar estos alimentos elaborados para consumo directo de mascotas de gran valor. Estas mascotas, sin duda, deben estar presentes en cualquier estrategia de Vaca Viva que encaremos en el futuro”, concluye Vilella.
