Agro Alimentos / Bioeconomía

Lo que debés saber sobre Vaca Viva

El autor del concepto, Fernando Vilella, explica que el mismo engloba a todas las actividades relacionadas a la bioeconomía. El potencial de la Argentina para el desarrollo de proyectos de este tipo

Lo que debés saber sobre Vaca Viva
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esde hace varias semanas, el presidente Alberto Fernández busca mejorar la relación con la agroindustria enviando mensajes positivos al sector. En su afán, el Presidente incorporó el concepto de Vaca Viva, un guiño hacia una Argentina agroindustrial que, al menos en su nombre, encierra una dicotomía con Vaca Muerta.

El primero en hablar de Vaca Viva en el Gobierno fue Gabriel Delgado, actual veedor de Vicentin. Delgado mencionó el concepto en la conferencia de prensa donde se anunció la expropiación de la cerealera, como forma de subrayar la posibilidad de sincronizar la actividad petrolera con la agroindustrial.

El autor del concepto es el ingeniero agrónomo Fernando Vilella, exdecano de la Facultad de Agronomía de la UBA que hoy dirige el Programa de Bioeconomía de esa casa de estudios.

Si bien él mismo admite que el nombre “no es más que fuegos artificiales con un juego de palabras”, asegura que “detrás de eso hay millones de argentinos que pueden tener una calidad de vida mejor”. En este sentido, afirma que “podría ser un gran legado” de la presidencia de Alberto Fernández.

Pero, ¿qué significa realmente Vaca Viva? En primer lugar, hay que aclarar que no se refiere solo a la ganadería, sino que engloba a todas las actividades referentes a la bioeconomía, que incluye a la ganadería, pero también la industria forestal, la biotecnología y las agtech, por mencionar algunos ejemplos. Su nombre surgió como un obvio llamado de atención, cuando todos los ojos de la política y la economía se centraban únicamente en Vaca Muerta.

“Todos los gobiernos, desde Cristina Fernández para acá, incluso el actual, venían trabajando la idea de que Vaca Muerta podía ser una de la salida de la Argentina en términos económicos. Se instaló como motor de crecimiento, pero yo asimilo Vaca Muerta a la economía del petróleo, que está transfigurándose hacia sistemas energéticos más eficientes, más sustentables y amigables con el ambiente”, destaca Vilella.

En ese contexto, le pareció que “apalancado sobre Vaca Muerta, se podía generar algo distinto, asociado a lo moderno, al territorio y a las cadenas agroindustriales con tecnificación”.

“Las administraciones nacionales y muchos economistas planteaban que para poner en marcha Vaca Muerta se requería un financiamiento en torno a los diez mil millones de dólares anuales. Para que los grandes inversores extranjeros llegaran, debían darse marcos regulatorios especiales. En ese contexto, y reflexionando sobre la importancia que puede tener en un proyecto nacional de desarrollo federal equitativo, que yo lo entiendo en base a la bioeconomía, se me ocurrió contraponer ese concepto ya conocido de las industrias del pasado, contaminantes, con este de Vaca Viva”, define Vilella.

En lo que respecta a la bioeconomía, explica que “es la transformación de biomasa en productos de mayor valor; es agregarle valor a las plantas y animales que tenemos en el campo y hacerlo en forma sustentable, sin impacto ambiental ni social”.

A modo de ejemplo, mencionó el Establecimiento agropecuario Las Chilcas, en el norte de Córdoba. “Eran productores de maíz que exportaban como grano; hoy, ese maíz lo transforman en etanol con una pequeña destilería y ahí obtienen dióxido de carbono que lo venden a las empresas de gaseosas. Lo que les queda de residuo, la burlanda, la usan para alimento de ganado estabulado. También hacen cerdos con maíz y soja local. Con todo el estiércol de los vacunos y los cerdos hacen biogás, que genera energía para la destilería. Pero el excedente de la energía se inyecta al sistema eléctrico nacional”, señala.

“Lo que queda de residuo del estiércol es utilizado como fertilizante orgánico que vuelve al campo. Entonces, cada uno de esos pasos genera un insumo con lo que antes era un desecho, con su consiguiente impacto ambiental. Antes se vendía maíz y ahora se vende etanol, dióxido de carbono, carne vacuna y porcina, energía eléctrica y fertilizantes. Eso es la bioeconomía, una economía circular donde se minimiza el impacto ambiental, pero además se genera trabajo de calidad por la demanda de técnicos especializados”, detalla el especialista.

De acuerdo con el ingeniero, en la actualidad hay más de 40 países que tienen proyectos de desarrollo vinculados a la bioeconomía, siendo la mayor parte de ellos europeos. “En países como el nuestro, con una plataforma fotosintética enorme, que genera biomasa per cápita unas siete veces mayor a la de Alemania, es una gran oportunidad. La clave será traer la tecnología, montar la infraestructura y acercar a los técnicos a los lugares de producción”, destacó.

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