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a Argentina tiene una gran diversidad de normas ambientales, el problema principal es que no se cumplen o lo hacen parcialmente. Los humedales son ecosistemas indispensables que atraviesan todas las estructuras naturales de nuestro país. Prácticamente todos los ámbitos naturales, de manera permanente o transitoria, están enriquecidos por uno de estos espacios de interfase terrestre/acuática, caracterizados por su biodiversidad y por la generación de bienes y servicios ambientales.
“En Aapresid somos conscientes de la importancia que tienen los humedales para todos los sistemas productivos y para las comunidades humanas que convivimos con ellos. Desde el conocimiento de base científica promovemos la complementariedad de la producción y la conservación simultánea de sus servicios ecosistémicos”, dicen en la entidad.
Tanto el presente, como la historia reciente y pasada muestran la íntima interrelación entre producción y cuidado del ambiente de manera perfectamente sinérgica y complementaria, con la potencialidad de promover el desarrollo local. Siempre a través del desarrollo de las personas que integran las comunidades, cuya existencia mantiene una íntima relación vital con los humedales.
El uso racional y sustentable de los humedales es posible y necesario, mediante la aplicación de criterios de gestión del impacto ambiental, con objetivos de conservación de los bienes y servicios que estos ecosistemas brindan.
La enorme diversidad de humedales que existen, demanda un atento tratamiento de las características únicas de cada región del país, que priorice la conservación de sus funciones ecológicas, entendiendo a las actividades humanas como parte esencial de estos ecosistemas.
Los humedales son importantes, nadie lo niega y atraviesan todas las estructuras naturales de nuestro país. Prácticamente no hay ámbito natural que de manera permanente o transitoria no esté enriquecido por uno de estos espacios.
El humedal debe formar parte de las ventajas competitivas para la producción y diferenciación de calidad y posicionamiento de productos. Como lo es en otras partes del mundo, aportando al equilibrio y como parte de un desarrollo armónico entre producción, ambiente y sociedad.
En la actualidad existen numerosas comunidades en el interior del país a lo largo y a lo ancho del territorio argentino cuya supervivencia depende de las actividades productivas y sociales que realizan en los humedales.
En muchos de esos casos existe una verdadera cultura de convivencia con el humedal que hace al sostenimiento de comunidades enteras, al intercambio de los productos allí obtenidos, a la identidad social y cultural. Ninguna ley ni medida gubernamental puede desconocer ni atentar contra esta realidad.
Debido a la transversalidad y los alcances que los humedales tienen en el territorio, cualquier marco normativo nacional debe basarse en acuerdos y en acciones correctas y en el conocimiento de base científica, evitando caer en leyes superficiales destinadas a incrementar las disputas territoriales.
“Las soluciones para la conservación del ambiente en general y de los humedales en particular -dicen en Aapresid- deben provenir del análisis conjunto con disponibilidad de información técnica, con la voluntad del desarrollo racional del territorio, junto a las autoridades locales, y a través de la generación de las herramientas necesarias para la gestión del territorio”.
Esto se debe hacer tomando como punto de partida las necesidades que surgen del propio seno de estos territorios que, sin duda, son de muy alto valor ambiental, social y productivo.
El ABC Rural
