Estados Unidos: crean una "bioespinaca" capaz de detectar los niveles de arsénico en el suelo

n grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, diseñó una especie de “bioespinaca” compuesta por un sensor nanobiónico que detecta los niveles de arsénico en el suelo y envía señales de alerta a través teléfonos celulares. El prototipo no sirve como alimento, sino que se utiliza para efectuar avisos entre agricultores ante situaciones de peligro en la superficie.

Michael Strano, profesor de ingeniería química del MIT, explica que la idea surgió cuando detectaron que no vendría mal contar con algún sistema que ayudara a que las plantas vivientes se comuniquen con los seres humanos. Actualmente, el laboratorio de la entidad está tratando de averiguar cómo incrustar nanopartículas con sensores en diversas especies.

El proyecto utilizó esta tecnología con el fin de contribuir a que las plantas pudieran detectar compuestos presentes en diversas superficies terrestres. Con la nanopartícula incorporada, si los ejemplares encuentran químicos explosivos, emiten una señal que más adelante es leída por una cámara infrarroja y envía alertas por correo electrónico.

En el caso del arsénico, un elemento muy difícil de localizar que se hace presente de forma natural en suelos de numerosas áreas, los sensores comunican las señales químicas de las plantas, enviando avisos cuando permanecen calientes, secas o heridas. También mandan anuncios si un insecto se posa sobre ellas o si hay demasiada luz.

Aunque los agricultores suelen darse cuenta cuando algo está mal, la tecnología ayuda a evitar daños irreversibles, ya que las plantas pueden enviar información relevante con días y semanas de anticipación. Este ahorro de tiempo permite que los encargados intervengan en el momento exacto.

Asimismo, las nanopartículas son mucho más económicas que los sensores convencionales –como drones y satélites– que se usan en agricultura. De más está aclarar que son igual de efectivas.

En la granja, las plantas están “biocontenidas”, es decir, sembradas por separado de los cultivos que se cosechan para la industria alimenticia. Esencialmente, son conectadas a Internet en miras a que puedan experimentar el mismo entorno y sean capaces de detectar y transmitir todas las señales correspondientes de manera electrónica.

Se prevé que la tecnología sirva de apoyo para crear nuevas variedades de cultivos que sobrevivan mejor a los constantes impactos climáticos. El objetivo es observar de cerca la comunicación interna de las plantas y aprender su lenguaje central.

A medida que avanza el trabajo, la Alianza Singapur-MIT para la Investigación y la Tecnología (Singapur) realiza labores para replicar su diseño en el mercado agrícola y aumentar los niveles de producción. Cabe destacar que las nanopartículas pueden ser empleadas para darle a las plantas nuevas funciones, como emitir luz.

Al respecto, Strano señala que es posible crear especies que cosechen energía del sol y, luego de una serie de procesos internos, utilicen el bien por la noche para iluminar. Esta fuente de energía alejada de la red tendría una huella de carbono negativa, debido a que no requiere electricidad.