ranscurridos ya más de cuatro meses de cuarentena, la primera conclusión que surge al hacer un balance de la evolución de la economía y las ventas durante el primer semestre, es que la segunda parte del año mantendrá una tendencia negativa, independientemente de cualquier flexibilización que pueda tener la cuarentena y de lo que ocurra con la crisis sanitaria.
Las condiciones necesarias para lograr una reactivación real del consumo todavía se vislumbran lejanas.
«La economía sigue muy inactiva», explica Osvaldo del Río, Director de Scentia. «Los ingresos de la gente se siguen viendo afectados. Muchas personas se endeudaron en el inicio del confinamiento obligatorio y hoy tienen que empezar a hacer frente a esas deudas». Además, una parte importante de la población se quedó sin trabajo o vio reducidos sus ingresos.
En un principio, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) de 10.000 pesos que recibieron cerca de nueve millones de personas colaboró para que los ingresos de los argentinos no cayeran por debajo del 11%. Pero eso fue hasta mayo. A partir de junio la continuidad de la cuarentena y todos sus efectos en la economía, aún con el IFE, generaron una reducción del 20% en los ingresos. A esto debemos agregar el efecto de la inflación, que persiste.
Esto impacta sobre el comercio. Los negocios que reabrieron tras haber sido inhabilitados durante la primera parte de la cuarentena no llegan al 50% de su facturación anterior. Algunos todavía no pudieron abrir y otros cerraron definitivamente.
Revista Punto de Venta