Control y monitoreo del riego en cerezos: su impacto en el potencial de producción

De la totalidad del recurso hídrico disponible en el planeta, sólo el 2,8% corresponde a agua dulce, fuente natural e irremplazable para la existencia de vida y sus actividades en la Tierra

Control y monitoreo del riego en cerezos: su impacto en el potencial de producción
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unto a lo anterior y sumado al evidente cambio climático demostrado por el alza sostenida de las temperaturas y una tendencia marcada a la disminución de las precipitaciones año a año, es que se hace tan importante tomar un rol protagónico y de responsabilidad para con el uso del recurso hídrico y aprender a convivir con esta nueva realidad en nuestros huertos.

El manejo del agua de riego se ha caracterizado principalmente como una estrategia básica para el óptimo desarrollo de los huertos en formación y producción, siendo factor relevante durante la época estival, donde la demanda del frutal es mayor. Sin embargo, desde hace algunas temporadas también lo ha sido en la época invernal, como estrategia ante el déficit pluviométrico durante invierno y herramienta para mejorar el potencial productivo de la temporada. Lo anterior es explicado a través del balance hídrico entre la atmósfera, el suelo y la planta, buscando un equilibrio entre estos factores bióticos y abióticos.

Para realizar dicho equilibrio de demanda hídrica se deben conocer los distintos parámetros como la evapotranspiración del cultivo (ETc), compuesta por la evapotranspiración de referencia (ET0), el coeficiente de cultivo (Kc), como también apoyarse mediante revisiones de calicatas, y otros instrumentos de medición como las sondas de humedad que apoyan la estrategia de toma de decisiones en cuanto a tiempos y frecuencias de riego en un huerto. Cuando existen cambios en la disponibilidad de agua para la planta en el suelo se ve afectado el metabolismo de la planta completa, ya sea en el desarrollo foliar por limitaciones de conductancia estomática o el desarrollo de las raíces, estructura muy importante para el inicio de primavera debido a sus reservas construidas en postcosecha.

En las últimas temporadas como equipo Avium hemos desarrollado algunas investigaciones referentes a mejorar ciertos aspectos químicos y físicos del suelo, midiendo el desarrollo y tasa de crecimiento y calidad de raíces, entre otros parámetros, en distintos tipos de proyectos en huertos en establecimiento, formación y plena producción. Durante estos estudios se ha constatado que en plantas que han tenido un exceso de humedad en el suelo, sus raíces han demostrado un desarrollo bajo del óptimo, situación que vemos se repite cada temporada. Sin embargo, aquellas plantas que han tenido un suelo con bajo nivel de humedad mínimo también se ha visto afectado su sistema de raíces frente a esta condición, aunque menos detrimental al cultivo que el exceso de agua en muchos casos, sobre todo en aquellos portainjertos menos tolerantes al exceso de humedad.

 

¿Cómo, cuándo y cuánto regar?

Para facilitar la respuesta de manera simple a las tres preguntas, sólo debemos considerar nuestro tipo de riego, ya sea, por surco, microaspersión o goteo y asumir el comportamiento del agua en cada textura o realidad de huerto distinta. Por ejemplo, un suelo de textura arenosa se deberá regar con tiempos más cortos, pero más frecuentes, mientras que uno más arcilloso, necesita ser regado con tiempos más largos y menos frecuentes.

Ahora bien, para responder a cada uno de los factores y establecer el tiempo y frecuencia de riego en una plantación de cerezos, debemos conocer la demanda del cultivo y la precipitación del equipo de riego, para lo cual es importante conocer el caudal de los emisores (definido por el fabricante del sistema), el cual puede verse afectado por diferentes factores (presión, temperatura, obturaciones o fallas en el diseño). Por eso el caudal entregado por el fabricante difiere en la mayoría de los casos con lo que realmente sucede en el huerto.

Para definir el tiempo de riego que supla la demanda bruta del cultivo, es importante conocer la demanda del cultivo (Kc), caudal entregado por planta (L./hr.) y precipitación del equipo (mm./hr.) De lo anterior se desprende lo siguiente.

Determinación del tiempo de riego: Tiempo de riego (hrs) = Demanda bruta (mm) / (Precipitación del equipo (mm ⁄hr)

Demanda bruta del cultivo: Db (mm ⁄ día) = (Et0 x Kc) / (Ef. emisor x CU)

Donde:

Eto: Evaporación de referencia.

Kc: Coeficiente del cultivo.

Ef. emisor: Normalmente se utiliza eficiencia de 90% para goteo, 75% microaspersión y 30% surco.

CU: Coeficiente de uniformidad.

Es recomendable que el rango nunca sea menor que un 90% de uniformidad. Con rangos menores a este, es necesario realizar un levantamiento de información del sistema de riego para poder detectar sus fallas. En los periodos de mayor uso del sistema de riego, que es desde primavera a inicios de otoño, lo ideal es realizar como mínimo tres mediciones de CU (una al final de la temporada) en cada sector de riego, lo cual nos ayudará a corregir posibles modificaciones de los caudales, los cuales pueden ser causados por problemas en el sistema (obturación de emisores, falla de válvulas, fugas no visibles en matrices y submatrices, falla de filtros, etc.). Una vez terminada la temporada de riego, estos datos recolectados, junto a la observación del funcionamiento del sistema, ayudarán a decidir y planificar las mantenciones y mejoras antes de que comience la siguiente temporada.

Para el cálculo de emisores, se requiere usar la siguiente fórmula:

Precipitación (mm ⁄ hr) = 10.000 m2 / [Dist. entre emisores (m) x Dist. entre hilera (m) x Nº de líneas de riego]

Y para el cálculo de precipitación del equipo, la fórmula a utilizar es:

Precipitación (mm / hr) = [Emisores por ha x Caudal emisor (l / hr)] / 10.000.

La literatura habla de la disminución de los coeficientes de cultivo poscosecha, pero se ha reconocido en Chile que dichos coeficientes muchas veces pueden ser altos, incluso llegando a ser cercanos a 1.4, si se considera la eficiencia de los distintos sistemas de riego, la capacidad de la planta para tomar esta agua desde el suelo, las condiciones climáticas, el desarrollo y la condición de vigor de los árboles entre otros. Por lo tanto, no solo se debiera hablar de la importancia de postcosecha en términos de prevenir estrés con el uso de algunos agentes, como bloqueadores solares, sino también como la mejor forma de presentar la nutrición al suelo, asociado a un manejo óptimo y oportuno en este periodo.

Por su parte, cualquier anomalía desde el punto de vista del estrés en este período va directamente en desmedro de la acumulación de reservas y, en paralelo, a la formación y al desarrollo de los primordios florales en los centros frutales que participarán en la producción de la siguiente temporada.

 

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