Sueño cumplido. Tiene 24 años y trabaja en un tambo en Nueva Zelanda

Martín Rostagno, un argentino que vive y trabaja en un tambo en Ashburton, isla sur de Nueva Zelanda

Sueño cumplido. Tiene 24 años y trabaja en un tambo en Nueva Zelanda
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ueva Zelanda no produce leche, produce pasto. Las vacas comen pasto durante todo el año. Las pasturas duran hasta 12 años y no se gasta en semillas ni en labores en todo ese tiempo, pero cualquier error sobre las pasturas se paga caro", dice Martín Rostagno.

Rostagno explicó que el sistema productivo en el campo está basado en la "eficiencia", capacitación constante del personal y que el método de pastoreo es un elemento clave para mantener bajos los costos operativos del establecimiento, lo que lo vuelve rentable.

Rostagno tiene 24 años, es de San Francisco, provincia de Córdoba y en mayo de 2019, luego de recibirse de ingeniero agrónomo, le llegó la confirmación de Waioto, un establecimiento de Nueva Zelanda, en la que aceptaban su postulación como tambero. Ese país es el octavo productor de leche del mundo, con más de 18.000 millones de litros, pero a nivel de exportación es líder con el 25% del total en leche en polvo.

El sistema productivo que tienen los establecimientos en ese país se basa en la fórmula productividad-horas-hombre, que consiste en la capitalización del trabajo, en cuántas horas se destina para el ordeñe y el mantenimiento general. En el caso del tambo para el que trabaja Rostagno, se necesitan seis personas dentro del establecimiento, pero el ordeñe de las 1200 vacas lo hacen cuatro.

"En Nueva Zelanda, con el sistema más eficiente del mundo se alcanzan entre 27-28 litros diarios por vaca en primavera que es el momento pico. Ahora estamos en el más bajo de la curva de producción de leche, por tanto, los niveles alcanzados son los mínimos y rondan los 18 y 19 litros, pero esto se da a un costo muy bajo. En 2 horas las ordeñamos todas, fácil y rápido porque predominan las calesitas, que son tambos giratorios de 80 bajadas", cuenta Rostagno.

Con los tambos giratorios, el personal a cargo puede alcanzar a ordeñar poco más de 500 vacas por hora durante la mañana y 600 por la tarde, pero "depende de la velocidad y la ductilidad del que ordeñe", según explica.

La clave del sistema eficiente, remarca, se basa en las pasturas, que son de ryegrass y trébol blanco en una proporción 80-20 que duran entre 9 y 12 años. "De octubre a marzo las vacas únicamente comen pasto, lo cual hace que la dieta sea muy barata", amplía.

Asimismo, agregó que la eficacia en la producción del pasto se origina en la alta carga animal por hectárea, que puede ser de 3,5 vacas, lo contrario a la Argentina en donde este valor es de 1,6 vacas por hectárea. "En el tambo donde estoy trabajando tienen las 1200 vacas de ordeñe en 350 hectáreas", añade.

De igual forma, afirma que en Nueva Zelanda no importan los litros, sino los kilogramos de sólidos que produce una vaca por día. "En este momento estamos en 1,6 kg sólido por vaca por día", extiende.

Trabajar en el campo en Nueva Zelanda

Si bien los establecimientos se manejan con muy poco personal, durante la "temporada calving", que es la época de nacimiento de terneros, se requiere de más mano de obra a la que están acostumbrados el resto del año. En ese tiempo, los dueños de los tambos contratan personal temporalmente para atender a los terneros recién nacidos y el cuidado de la vaca recién parida.

Las empresas o pymes del sector también incentivan al personal con capacitaciones constantes en la materia, los involucran en los proyectos de la compañía y les informan de los avances o retrocesos para que se sientan identificados y sean parte del proyecto.

De cuerdo a Rostagno, cuando un empleado solicita un ascenso y ese lugar ya está ocupado, "te dicen ya llegaste a un techo, yo no tengo otro puesto para ofrecerte y te ayudan a ir a otro lugar en donde puedas escalar".

El modelo de trabajo y carga laboral consiste en armar una rutina, que generalmente se hace con dos meses de anticipación con la cantidad de francos y días laborables durante la semana. Según argumenta, en promedio nadie trabaja más de 6 días a la semana.

"En mi tambo trabajamos 8 días, descansamos dos, luego 8 días y descansamos tres y se vuelve a empezar, pero hay otras opciones como 5/2, 6/2 u 11/3. Eso varía de acuerdo a cada tambo. Si haces la sumatoria de cuántos días libres tenés en el año, llegás a un total de 90 o hasta 108 días en los que podés hacer tus programas familiares", afirma, emocionado.

En los casos de los feriados, tienen un sistema de pago que no se da en todos los países. Por ejemplo, si uno de los empleados trabajó durante una fecha festiva, ese día es remunerado por el equivalente a un día y medio y la empresa, además, lo habilita a recuperar ese tiempo con otro día libre para hacer lo que no hizo por estar trabajando.

 

 

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