Viviendas en madera: el material estigmatizado por el que quiere apostar el gobierno

l Ministerio trabaja en un convenio con la Facultad de Arquitectura para agilizar algunos procesos.Desde que asumieron, las nuevas autoridades del Ministerio de Vivienda han expresado su voluntad de avanzar en la construcción de viviendas en madera como una forma de reducir costos y lograr bajar el precio final de la vivienda.

Este tipo de sistemas de construcción alternativos, poco desarrollado en Uruguay, son muy utilizados en el hemisferio norte y la cartera del rubro ha comenzado a dar algunos pasos para agilizar los procesos.

Cualquier sistema de construcción no tradicional necesita ser validado por el Documento de Aptitud Técnica (DAT). Se trata de “un sistema de otorgamiento de aptitud técnica que permite generar instrumentos de evaluación, técnicos y administrativos, para aquellos sistemas constructivos no tradicionales”, según dice la web del ministerio.

En Uruguay los sistemas de construcción alternativos no han tenido un gran desarrollo y todavía se asocian, en algunos sectores, a construcciones precarias. El uso de construcciones prefabricadas o del steel framing (acero) han aumentado en los últimos años pero más que nada para casas de veraneo o barrios privados.

Uruguay tiene la materia prima disponible para avanzar en ese sentido, a pesar de que mayoritariamente en la actualidad termine como pulpa de celulosa. La ley forestal de 1987, pensada para promover principalmente la madera en la industria de la celulosa, amparó las plantaciones de eucaliptos, pinos y álamos. Esto sumado a la aparición de diversas tecnologías, permiten vislumbrar un futuro con un protagonismo mayor de la madera.

“Lo que se tiene que lograr es que se tiene que llegar a condiciones aptas de habitabilidad”, aseguró a El Observador el secretario general de la Sociedad de Arquitectos, Alberto Leira

Eso es lo que asegura el DAT, pero en la actualidad es muy engorroso para la madera. La construcción en este material tiene una cantidad de requisitos adicionales a los que tienen el hormigón o el acero.

“La academia no ha traccionado para apostar por la innovación”, cuestionó el subsecretario de Vivienda, Tabaré Hackenbruch en una entrevista con radio Carve el 14 de julio. Es que el jerarca estaba un poco molesto por los tiempos de respuesta de la Facultad de Arquitectura para la firma de un convenio con el objetivo de realizar algunos cambios al DAT que permitan agilizar los procesos vinculados particularmente a la madera.

La idea del gobierno es facilitar la construcción de viviendas en madera para utilizar este material en las viviendas promovidas y de esta forma llegar a un precio de US$ 1.000 a US$ 1.200 el metro cuadrado (el costo de una vivienda mediana con cemento ronda los US$ 1.400 por metro cuadrado). De esta forma, sería posible subsidiar la cuota para familias de ingresos de entre $ 50 mil y $ 70 mil según explicó Hackenbruch en entrevista.

La pandemia y distintos elementos que quedaban por definir fueron los argumentos de la facultad para explicar los tiempos necesarios para responder. Pero existe interés y motivación para avanzar en ese sentido, según explicó el decano Marcelo Danza.

El peso del estigma

¿Por qué Uruguay no ha avanzado hasta ahora en la construcción en madera? Más allá de los cuestionamientos de Hackenbruch, Danza cree que hay múltiples factores que explican por qué en Uruguay todavía se apuesta mayoritariamente por la construcción tradicional.

“La construcción no tradicional, más tecnologizada, ha entrado en el país de la mano de grandes obras, de grandes construcciones”, indicó. Sin embargo, los sistemas de construcción no tradicionales no tienen una gran inserción en el mercado uruguayo.

“La construcción tradicional todavía está asociada como una construcción más sólida. La madera se asocia a un mayor mantenimiento y una construcción más precaria. Hay una construcción popular. Son procesos que van cambiando con el tiempo”, explicó el decano de la Facultad de Arquitectura.

Ese aspecto, que parece secundario, no es menor. Una tesis de la Facultad de Arquitectura denominada La construcción en madera en Uruguay, una historia en el tintero, asegura que existe una “estigmatización social del material”.

“No logra ser aceptado culturalmente. Estos motivos fundados en años de mala utilización y relego de las principales construcciones han llevado a que actualmente se tienda a rechazar las propuestas que incluyen la madera como principal actor”, dice el trabajo.

La academia trabaja en el tema desde hace muchos años y sigue apostando por este material. Desde la década del 90 tiene un Equipo de Construcción con Madera que trabaja en la investigación del uso de la madera nacional en la construcción de viviendas y en febrero en el Consejo Directivo Central fue aprobado un master de especialización en madera. Hasta ahora solo existía el diploma.

En relación a los costos, la principal diferencia es el tiempo y los aportes a BPS. Los materiales requeridos no presentan una diferencia sustancial.

Además de razones que tienen que ver con la economía de escala si se produjera en serie, los tiempos de obra –puede ser cinco veces menor– y los aportes al Banco de Previsión Social (BPS) por ejemplo, pueden implicar que una casa de madera cueste hasta un 25% menos que una que sea construida con materiales más tradicionales.

ICI Forestal