as pymes textiles se suman a la sustentabilidad, una tendencia cada vez más elegida por los clientes comprometidos. Las marcas de diseño local optan por materiales, fibras, tintes y procedimientos que agregan valor a la gestión del negocio.
La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. Por este motivo, trata de integrar la materia con ideas y actitudes que produzcan un equilibrio social, ambiental y económico.
Alejandra Gougy, presidenta de la Asociación de Moda Sostenible (Amsoar), explica que “este tipo de moda diseña con conciencia ecológica y social para satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones. Muchos emprendedores se inspiran en oficios como el telar y el tejido, porque hoy el nuevo lujo es el artesano, es la identidad cultural”.
Andrea Lippi, gerenta de Proyecto de Emitex-Simatex-Confemaq, señala que los países que más trabajan esta temática son España, México y Colombia, y entre las prácticas más destacadas están el uso de tejidos de un solo material, factor que favorece el reciclado, la impresión directa sobre las telas y algunos tipos de sublimado que no generan residuos tóxicos; también hay lavaderos de jeans con tecnología láser, sin uso de agua. En cuanto a los tintes, Lippi remarca que “la producción de naturales para uso industrial está aún en desarrollo; por el momento, se utilizan solo en producciones artesanales”.
Otro factores son el uso de materias primas circulares, extraídas de recursos renovables o residuos, los tejidos de origen natural o de bajo impacto y los criterios de circularidad y reciclabilidad; todos estos procedimientos contribuyen a bajar la huella del producto en el medioambiente.
En la Argentina, avanzar en este terreno es un reto que cada vez más emprendedores deciden transitar. “Tenemos mucho diseño e identidad cultural, muchos descartes urbanos e industriales para reusar, fibras naturales como la lana, nuevos bioplásticos y upcycling de prendas”, detalla la especialista.
No obstante, los desafíos todavía son muchos en materia de impuestos, cadena de producción, trabajo y costo.
La pandemia rompió la cadena de producción textil a nivel global, dejando en evidencia la importancia de tener una soberanía industrial y tecnológica. “Estamos ante una oportunidad para las pequeñas marcas, para nuevos modelos de negocios, porque estamos repensando qué, cómo y cuándo consumir”, subrayan desde Amsoar.
Elizabeth Bianchi es la creadora de la Yapeyú Infantil, una marca nacional con producción 100% local para evitar la contaminación en transporte. Además, Yapeyú no utiliza materiales con químicos ni acetato, e implementa estampados con tintas naturales en sus prendas.
Por su parte, la diseñadora Carla Andrea Escalera trabaja con fibras nobles, utilizando tintes que, al no ser sintéticos, no generan huella hídrica. “La fibra que usamos es reciclada de la industria sabanera de Tierra del Fuego. Cuando necesitamos incorporar materia prima virgen, lo hacemos a través de la cooperativa de Chaco”, detalla.
Sumado a esto, la marca trabaja en una línea que sea sin género, perdurable y atemporal. “Para que la industria sea más amable tiene que dejar de ser industria”, concluye Escalera.