a inteligencia artificial y la ciencia aplicada a la biotecnología se asoman en un futuro no muy lejano. En un contexto de cambios tecnológicos sustantivos en los procesos productivos, se requiere de un análisis profundo por parte la dirigencia del país en su conjunto. Los desafíos y problemas que deberá enfrentar la agroindustria del siglo XXI.
Es probable que, excepto la producción de frutas y verduras, toda la agricultura sea reemplazada por procesos microbiológicos controlados en fábricas más afines a laboratorios de alta tecnología que a establecimientos agropecuarios tradicionales.
En esta línea, la investigación aplicada a los alimentos ha avanzado a pasos agigantados. La elaboración de carnes sintéticas es un ejemplo de ello. Generadas en laboratorios de última generación con la aplicación de técnicas derivadas de la ingeniería de tejidos y la ingeniería genética, se producen en solo tres meses.
Sumado a esto, algunas investigaciones sugieren que estas proteínas serán aproximadamente diez veces más baratas que las proteínas animales para 2035, ofreciendo ventajas objetivas que seducen tanto al mercado como a la sociedad actual, cada vez más preocupada y ocupada por la salud y el medioambiente.
En este sentido, existen cuestionamientos cada vez más volubles a la ganadería convencional, en virtud de los impactos ambientales como consecuencia de las emisiones de metano, así como por los desmontes producto de los avances en las fronteras agropecuarias.
A estos reparos, se le suman los de tipo ético en base al bienestar animal, y que subyacen a muchos de los cambios en los hábitos alimenticios en el mundo hacia preferencias vegetarianas.
La producción de alimentos ya no estará en manos de chacareros y actores nacionales, sino en grandes empresas de base tecnológica, en un fenómeno de concentración de riqueza y poderío económico.
Además, debido a las nuevas tecnologías que cambian el modo de producir, millones de personas que trabajan en la agroindustria y en el procesamiento de alimentos podrían perder sus empleos. En esta línea, expertos estiman que la producción lechera en los Estados Unidos podría estar en situación terminal para 2030 y que los ingresos de la industria de carne de res caerían en un 90% para 2035.