Pistacho: una empresa familiar que agrega valor con su espíritu emprendedor

La familia Comba buscaba diversificar su producción y decidió invertir en el pistacho, un fruto seco poco conocido en la Argentina pero con alto valor para el productor

Pistacho: una empresa familiar que agrega valor con su espíritu emprendedor
jueves 03 de septiembre de 2020
E

l pistacho no es un fruto seco que esté al alcance de todos, ya que un kilo puede costar alrededor de diez dólares. Teniendo en cuenta que se pueden producir de 2.500 a 4.000 kilos por hectárea, un camión lleno equivale aproximadamente a 300.000 dólares.

Comparando ese precio con el de un camión de maíz (US$4.200) se encuentra la razón por la que Jorge Comba, un productor de Escalada, en el centro de Santa Fe, decidió diversificar su empresa agrícola con la producción de pistacho en una finca de San Juan, donde también produce pasas de uva. Además, en otra propiedad de esa provincia implantó olivos que le permiten vender aceite a granel.

Se trata de una empresa familiar comandada por Jorge, un ingeniero agrónomo, e integrada por su esposa, Rita, ingeniera civil; y sus hijos, tres ingenieros agrónomos, una estudiante de ingeniería industrial y un estudiante de agronomía.

Jorge comenzó trabajando para el campo familiar, con la posterior adquisición de un predio lindero al de su familia en Escalada, en el departamento de San Justo de la provincia de Santa Fe. Con mucho trabajo y espíritu emprendedor, se desarrolló brindando servicios de asesoramiento agronómico y administrativo a otros productores. Al mismo tiempo, adquirió maquinaria para implantación y cosecha del campo propio y para trabajar tierras de terceros, y creó una siembra asociativa con otros empresarios para cultivar soja, maíz, trigo, sorgo y girasol.

Hace 15 años, para seguir desarrollándose, enfrentaba la disyuntiva de comprar más campos en Santa Fe o pensar en otras actividades y lugares. Entonces, tomó la decisión de diversificar. Así fue que viajó con sus hijos explorando nuevos sistemas de producción. “Recorrimos campos en Uruguay, Mendoza y San Juan intentando producir algo distinto de lo que veníamos haciendo. Buscábamos diversificar la producción y por eso analizamos distintas actividades como ovinos, tomate y espárrago, pero focalizándonos en elaboración de productos no perecederos y que no tuvieran relación con los cultivos de Santa Fe”, recuerda Tomás Comba, el hijo mayor de Jorge.

Con el correr del tiempo, decidieron canalizar los recursos hacia una plantación de olivos en el pedemonte del valle del Pedernal, al sur de San Juan, en el límite con Mendoza.

El emprendimiento tomó una forma asociativa con otros empresarios. Así, compraron tierras vírgenes en block, con el objetivo de que la escala les permitiera reducir costos de inversión y de operación.

Hoy, cuentan con una plantación de olivos que está en plena producción, que genera el equivalente de hasta dos toneladas de aceite por hectárea, que se produce a fason y se vende a granel a empresas nacionales. También han firmado un convenio de aprovisionamiento con una compañía de Estados Unidos que aprovecha el menor costo de producción del aceite sudamericano.

 

El pistacho

Con esa misma actitud emprendedora, Andrés –uno de los hijos de Jorge– motivó a la familia a analizar otra actividad en San Juan: el pistacho. Así fue como decidieron poner en marcha un proyecto con este cultivo, atraídos por su alta rentabilidad potencial.

El pistacho es un fruto seco parecido a una avellana que se usa como snack salado para acompañar aperitivos y para la preparación de platos gourmet, embutidos, helados, chocolates y manufacturas de panadería. Es un producto destinado básicamente a la exportación, con Estados Unidos como principal consumidor. Es una especialidad con muy buen precio para el productor. Si se alcanza un rinde de 3.000 kg/ha puede generar un ingreso de US$30.000 por hectárea, aunque luego de varios años de importantes inversiones en implantación y protección.

A partir de varios meses de investigación, consultas con especialistas, recorridas de fincas y diseño de un cuidadoso proyecto de factibilidad económica, compraron una finca en 25 de Mayo, en el sudeste de San Juan, asociados con otros integrantes de la familia y empresarios.

Al momento de adquirir la propiedad, una parte ya se encontraba en producción con vides en parral, para producir pasas y uva de mesa. Como el pistacho se produce con árboles que iban a tardar varios años para entrar en producción, se necesitaba otra actividad que diera recursos que fueran pagando los gastos mientras tanto. Y para avanzar en la comercialización futura, están desarrollando conversaciones con brokers, exportadores directos y con la compañía californiana.

 

¿Qué es el pistacho?

El pistacho es un árbol caducifolio con muchas ramas y copa densa, que puede alcanzar hasta diez metros de altura, pero que se poda para cosechar con más facilidad.

Es una planta dioica, con pies femeninos y masculinos separados, que exigen polinización cruzada. Florece en abril-mayo en racimos. Los frutos son drupas que contienen una sola semilla alargada, de dos o tres centímetros de largo, que es la porción comestible.

Se le atribuyen propiedades saludables, al ser fuente de ácido fólico, grasas monoinsaturadas, ácido oleico (reduce el colesterol LDL) y vitamina E. También aporta elevados niveles de aminoácidos esenciales, vitamina A y potasio.

En la práctica, el diseño de una plantación es similar al del olivo, y San Juan reúne las condiciones adecuadas para su producción: clima templado semiárido, con gran amplitud térmica que favorece el desarrollo de las plantas. Los suelos son franco arenosos y con buen drenaje, sin problemas de anegamiento que perjudiquen el cultivo. Además, hay suficiente disponibilidad de agua en los acuíferos de la zona.

 

Alto costo de inversión

No obstante, la inversión para implantar el pistacho es alta: se calculan aproximadamente US$1.200 por hectárea en tierra, más otros US$1.000 entre desmonte, nivelado y subsolado. El sistema de riego por goteo exige US$5.700 por hectárea entre perforación, bomba, mangueras, tablero y línea eléctrica; mientras que la plantación demanda alrededor de US$4.300 por hectárea más entre plantas injertadas, plantado y tutoraje. A estos ítems se les debe agregar maquinaria, vehículos, instalaciones, etc.

Los árboles comienzan a producir a los cinco años y alcanzan su máximo potencial a los ocho. Se pueden cosechar manualmente o con una máquina que hace vibrar el tronco y provoca la caída de los frutos. La unidad económica mínima son 50-70 hectáreas, que se pueden abastecer con un pozo común de riego en San Juan.

En la Argentina hay unas 2.000 hectáreas implantadas, con el 75% en la provincia de San Juan. A nivel global, hay 450.000 hectáreas en producción. Más del 95% de la cosecha se obtiene en el hemisferio norte, por lo que la Argentina tiene la oportunidad de producir en contraestación. Los mayores consumidores mundiales son Estados Unidos, Turquía, Siria, Irán, la Unión Europea y China.

¡Envianos tus Contenidos!

Difundí tus Ideas, Conocimientos, Experiencias, Opiniones y Proyectos.


¡Juntos el Campo es más fuerte!











¡Juntos por la eliminación
de las Retenciones!

Te invitamos a contarle a todos los argentinos por qué es bueno eliminar las Retenciones.

¡Sumá tu Stand!

Publicá tu marca en la plataforma líder del agro y aumentá tus ventas hoy.

Recibí los mejores contenidos

Suscribite a nuestro Newsletter y sigamos agregando valor.

Agroempresrio

¡Contenidos que agregan valor!