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El trigo 2021/22 viene con más anticuerpos

La futura siembra del cereal se daría en un escenario con buenas condiciones climáticas y económicas. La gran duda para crecer en superficie es la gran cantidad de cultivos estivales tardíos

El trigo 2021/22 viene con más anticuerpos
lunes 12 de abril de 2021

Comienzan a jugarse los “playoffs” del torneo agrícola del verano: es el momento decisivo en que avanza la cosecha gruesa y se define si se logró una campaña de campeón, de mitad de tabla o peleando el descenso.

En paralelo, se comienzan a armar los equipos de siembra para el campeonato del invierno: para el de este año, la previa muestra que los productores tienen margen para reforzar las estrategias, gracias a condiciones climáticas y económicas favorables para el cultivo de trigo.

Se trata de verdaderos anticuerpos, luego de una campaña fina 2020/2021 que cerró con 1,4 millones de toneladas, el peor volumen en siete años según la Bolsa de Cereales provincial.

El núcleo triguero cordobés es el sudeste y allí el experto Jorge Fraschina, del Inta Marcos Juárez, asegura que la demanda de información sobre variedades y manejo agronómico ya se está notando.

“Las lluvias que tuvimos en marzo han ido todas a recargar perfil, porque salvo algunos lotes con sojas de segunda, ya casi no hay cultivos en esta región consumiendo agua. En la medida de que en abril las precipitaciones estén en torno a lo normal, vamos a tener buena oferta de humedad para la siembra”, remarca.

Hacia el centro-norte de la provincia, donde el invierno se caracteriza por tener aportes hídricos escasos o nulos, el trigo es un integrante menos frecuente de las rotaciones.

Sin embargo, para Fraschina es posible que siga conquistando lotes, sobre todo en campos con riego. “El garbanzo le ha cedido lugar el trigo y es probable que eso siga sucediendo en esta campaña”, afirma.

Desde el Inta Jesús María, Raúl Candela, coincide: “Es probable que aumente la superficie con trigo respecto a la campaña anterior”.

No obstante, enumera algunos factores que pueden constituir obstáculos para este camino de expansión.

El primero es que, si bien también ocurrieron lluvias superiores al promedio histórico en marzo, no fueron homogéneas en toda la región.

En segundo factor es la altísima proporción de siembras tardías, que hará que los lotes se desocupen más tarde. Con lo cual la decisión de implantar o no un cultivo invernal podría verse demorada.

Por último, “año a año se incrementa la superficie de cultivos de cobertura y de servicios, que le quitan superficie tanto al trigo como al garbanzo”, adiciona Raúl Candela, del Inta Jesús María.

 

Precios en alza

Mientras el régimen hídrico de las últimas semanas marca un viento de cola que impulsa optimismo para la siembra fina, el otro clima que incide en la decisión es el del negocio, que también es favorable.

Según Martín Giletta, del Inta Manfredi, el nuevo ciclo es muy bueno desde el punto de vista del mercado con el actual escenario de precios, inclusive después del ajuste que tuvo en las últimas semanas.

“El mercado internacional sigue muy sostenido y dinámico y la Argentina tiene posibilidades de diversificar los destinos. Si bien Brasil sigue como principal comprador, el sudeste asiático está demandando mucho, al igual que el lejano Oriente, donde se pueden encontrar nuevos compradores a precios significativos. En definitiva, desde el punto de vista del mercado, el atractivo está”, describe Giletta.

Esto sucede pese a que también hay algunos factores bajistas, como la mayor producción esperada en Australia, que por cuestiones estacionales y geográficas es el principal competidor de Argentina.

“Pero cuando se pone todo en la balanza, hay muchas chances de que el horizonte de precios se mantenga firme, y son valores que el productor puede tomarlos como piso y asegurar rentabilidad”, remarca.

La soja subiendo por encima de los 500 dólares en el mercado internacional sirve para comenzar a “congelar” insumos y financiar un buen paquete tecnológico para la campaña fina. El trigo a 200 dólares en diciembre garantiza liquidez y buenos retornos en un momento clave para hacer caja de cara a la próxima siembra gruesa.

Los cálculos de Giletta son que, en campo propio, con esa cotización se necesitará un rinde mínimo de 20 quintales para obtener un margen bruto de 43 dólares por hectárea.

En un planteo en campo alquilado, el rendimiento de indiferencia es de 26 quintales, para obtener 38 dólares como mínimo.

Sobre esas bases, cualquier modificación optimista, tanto en términos de rindes como de precios, significa un mayor retorno.

Por ejemplo, con un trigo a 200 dólares y rindes que lleguen a 30 quintales, el margen bruto se eleva a 211 dólares en campo propio y a 105 dólares bajo arrendamiento.

 

Más tecnología

Que el horizonte económico sea favorable para el cereal es, de acuerdo con la mirada de Fraschina, una excelente noticia para un aspecto clave: la necesidad de no aflojar con el paquete tecnológico.

La campaña anterior, afirma el especialista, dejó una enseñanza: los bajos rindes no fueron sólo producto de la escasez de agua sino también de un déficit en las estrategias de fertilización.

“Fundamentalmente, faltó nitrógeno. Así, no hubo eficiencia en la utilización de agua. Los ensayos indican que el trigo transforma cada milímetro de agua en 10 kilos de grano, pero con una adecuada oferta de nutrientes, se pueden obtener 14 o 15 kilos”, explica Fraschina.

Y agrega: “Entonces, si uno tiene acumulados 200 milímetros a la siembra, son 20 quintales asegurados; pero con buena fertilización, pueden ser 28 o 30”.

El déficit nutricional también fue un factor que derivó en plantas poco fortalecidas para enfrentar el estrés que significaron las fuertes heladas que ocurrieron a lo largo de todo el ciclo reproductivo.

“El trigo, como todas las gramíneas, tiene una alta respuesta al manejo agronómico. El año pasado fue el mejor ejemplo: los que incorporaron nitrógeno a la siembra en mayo y eligieron materiales tolerantes a heladas, lograron rindes de 30 quintales. Los que sólo bolearon urea y sembraron variedades susceptibles, apenas ocho o 10 quintales”, completa Juan Pablo Ioele, del Inta Corral de Bustos.

Para este ciclo, considera que será clave evaluar con lupa los lotes y elegir aquellos donde se detecte una buena oferta de agua. También prestar mucha atención a los materiales que se escojan para la implantación.

“A veces al trigo le exigimos demasiado: lo ponemos en ambientes en los que le cuesta desarrollarse. Donde hay complicaciones, quizás sea mejor un cultivo de cobertura. Y no hay que buscar siempre la variedad que tenga más potencial; es mejor aquella que resista mejor las amplitudes térmicas”, añade Ioele.

 

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