Protección de bosques: Producir conservando la naturaleza es posible

Una quinta parte de la población mundial depende de los bosques para obtener empleo, productos forestales, medios de subsistencia e ingresos. Las cuencas y humedales forestales proveen el 75% del agua dulce accesible en el mundo para satisfacer necesidades domésticas, agrícolas, industriales y ecológicas, y además actúan como filtros naturales del aire.

Frente al avance del Cambio Climático Global y el aumento de las fuentes de gases de efecto invernadero, los bosques poseen el potencial de absorber un décimo de las emisiones mundiales de carbono previstas para la primera mitad de este siglo en sus biomasas, suelos y productos y almacenarlo, en principio, a perpetuidad.

En Argentina las Yungas, ocupan actualmente unos 3 millones de hectáreas entre la llanura chaqueña y el altiplano andino. Presentan una longitud de 600 km en sentido Norte-Sur y menos de 100 km de ancho, en un rango altitudinal entre los 400 y 3.000 m sobre el nivel del mar (msnm). Las Yungas albergan una notable biodiversidad tanto por su riqueza de especies como por el número de endemismos. Además, posee un elevado valor estratégico como reservorio genético y como reguladora del suministro de agua para las poblaciones y la agroindustria en las tierras bajas.

Las Yungas persisten a la vera de un paisaje modificado por acciones humanas, desde los primeros asentamientos en el pedemonte, hasta grandes ciudades en la actualidad y una diversidad de emprendimientos productivos. Entre estos algunos demuestran que se puede producir conservando la naturaleza, lo que desde ProYungas denominamos “Paisaje Productivo Protegido”.

Dentro de las Yungas el Carbono almacenado en el suelo es de aproximadamente 70 toneladas/hectárea y el Carbono total almacenado en troncos y suelo asciende a unas 190tn/ha. Por otra parte, y como comparación, una plantación de cítricos almacena 93 tn/ha de carbono siendo un buen complemento a la fijación natural.

La alianza entre la producción responsable y la conservación de la naturaleza es posible, y potencia las herramientas que tenemos para luchar contra el cambio climático, manteniendo el stock de carbono del ecosistema y manteniendo todos los servicios ecosistémicos que brindan los bosques, tales como la biodiversidad, el agua y el esparcimiento, tan importante en estos tiempos de pandemia para una población mayormente urbana, necesitada cada vez más de mejorar su calidad de vida y dependiente en sus recursos básicos de lo que provén los bosques.

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