Cinco pasos para entrenar la resiliencia organizacional-corporativa

Dentro del esquema organizacional de todas las empresas, es fundamental que exista un sector destinado a la gestión de crisis. Ya que cada experiencia negativa deja un aprendizaje, es importante entrenar la fortaleza de la resiliencia, definida por las ciencias del comportamiento como la “capacidad de superar circunstancias difíciles a fin de adaptarse a situaciones de alto riesgo en el futuro”.

No se trata ni de resistir ni de reaccionar, sino de actuar de manera positiva y transformar la experiencia en una lección que ayude a forjar nuevos conocimientos colaborativos que involucren a todos los protagonistas de la cadena.

Los procesos de resiliencia organizacional están compuestos por siete pasos imprescindibles que sirven para modelar una nueva cultura empresarial, donde la flexibilidad sea vista como una aliada de la trasformación indispensable para superar las crisis y desempeñarse de forma positiva cada vez que surja un desafío. Los mismos son:

- Creatividad: ordenar el caos y plantear metas mediante procesos innovadores, que permitan no repetir el escenario pasado.

- Humor: estimular actitudes positivas y tomar las acciones necesarias para mejorar el clima interno de la compañía.

- Independencia: distanciarse de los problemas sin negarlos ni subestimarlos, aunque enfocándose en sus efectos y soluciones.

- Iniciativa: desarrollar habilidades para gestionar apropiadamente los problemas.

- Interacción: establecer lazos en las relaciones interpersonales dentro de la empresa a partir de la escucha atenta.

- Introspección: fomentar el surgimiento de espacios seguros e instancias sostenidas donde los integrantes de la firma puedan ejercer una autoobservación crítica de manera colectiva o individual, que permita plantearse preguntas difíciles y respuestas objetivas.

- Valores: reformular los pilares que cohesionan a los equipos de trabajo en función de los objetivos de la marca.

En reiteradas oportunidades, los líderes empresariales suelen dejar de lado estos aspectos esenciales a la hora de acompañar a sus equipos, dando como resultado experiencias negativas. La cercanía empática, las palabras de apoyo y los gestos de reconocimiento son vitales al momento de armonizar al staff y ayudarlo a experimentar, comprender y aceptar las dificultades del rubro.

Para entrenar la resiliencia corporativa no alcanza simplemente con resolver los problemas cuanto antes pasando por encima el impacto de la crisis en el personal de trabajo. Solo un líder auténtico que esté dispuesto a desarrollarse para guiar a sus colaboradores es capaz de dominar este arte.

Así, es necesario:

1) Contener: construir un entorno cuidado del personal a partir de la comunicación afectiva, el feedforward y el reconocimiento diario.

2) Empatizar: mantener reuniones no abrumantes con frecuencia a fin de sortear el inconveniente cuanto antes. La acción implica comprometerse a sostener un flujo constante de información e idear espacios donde catalizar las emociones.

3) Inspirar: fomentar un espíritu de esperanza que se traduzca en acciones concretas de apoyo y empatía. El efecto contagio será inevitable.

4) Motivar: establecer metas razonables en lo inmediato para que los resultados tempranos generen entusiasmo a mediano y largo plazo.

5) Acompañar: el entrenamiento de resiliencia organizacional debe atravesar varias fases antes de que florezca el potencial emocional que habilita la capacidad de superar las crisis. Existe una primera etapa de ataque, alerta y negación, que continúa con el afrontamiento acompañado de ira, miedo, tristeza y desmotivación.

El proceso sigue con la preocupación, que se caracteriza por la angustia y la incertidumbre; y finaliza con la adaptación, donde se llega a un consenso sobre el plan de acción a ejecutar. La resiliencia se hace visible cuando se logra entrenar los recursos internos a nivel individual y colectivo para superar el revés.

Por último, se generan impulsos de avance que permiten capitalizar la experiencia vivida y conseguir resultados concretos que marcan el inicio de una nueva etapa en la cultura de la organización.