Tres rasgos fundamentales de un buen líder en tiempos de pandemia

Dentro del mundo de los negocios, es normal que los miembros de un staff tiendan a opinar acerca del desempeño de sus superiores. Debido a que dicha acción comúnmente se asocia a las preferencias, valores y creencias personales de cada uno, es usual que se generen cortocircuitos que impidan el avance de la empresa. Un buen gerente, debe saber cómo potenciar sus aptitudes de liderazgo.

En el universo corporativo, la experiencia promedio que tienen las personas en su lugar de trabajo con los jefes está lejos de ser positiva. Los niveles de compromiso vienen manteniéndose bajos desde hace décadas, con empleados que se alinean a los objetivos de le empresa, aunque no precisamente a los de sus jefes. Según un estudio, cerca del 35% de los estadounidenses aceptaría con felicidad un recorte salarial, si pudiera deshacerse de su principal superior. Aproximadamente uno de cada dos individuos, desconfía de sus líderes.

La situación de pandemia, empeora aún más el panorama. En estos momentos, es imposible “disfrazar” la performance de los líderes, ya que el escenario amerita acciones precisas e inmediatas. Aceptando el hecho de que este 2021 no será tan diferente al 2020, la idea es que los jefes sean capaces de mostrar tres rasgos fundamentales que reducirían las consecuencias extendidas de la crisis, creando emociones de optimismo y esperanza.

1) Humildad

La evidencia sugiere que la posibilidad de ser promovido a roles de liderazgo y ascender en la escala organizativa será mayor si uno es humilde. Los seres humanos tendemos a elegir nuestros líderes en función de su asertividad, confianza y capacidad de ser conscientes de sus limitaciones. De todas maneras, existen muchísimos ejemplos de hombres incompetentes en roles de liderazgo, en un contexto donde cada vez más mujeres llegan a la cima.

Quienes busquen ser líderes deberán trabajar su confianza, no preocuparse por laopinión del resto y apoyarse en su talento para salir de situaciones difíciles.

2) Curiosidad

Incluso los líderes más inteligentes, no pueden confiar únicamente en su intelecto a la hora de resolver problemas, ya que la mayoría de los mismos no suelen estar bien definidos y requieren de mucho aprendizaje. Asimismo, la mayoría de los jefes más experimentados pasaron parte de su formación fiándose de sus vivencias pasadas, aprovechando sus conocimientos actuales. Nada de esto sirve ante una pandemia sin precedentes.

La curiosidad es la actitud que mejor permite abordar este problema: implica el deseo por aprender, la pasión por preguntar en vez de responder y la capacidad de escuchar y desafiar ideas preconcebidas. Según el profesor de comportamiento de INSEAD GianpieroPetriglieri, el liderazgo implica explorar nuevas alternativas y valorar diferentes puntos de vistay opiniones.

3) Integridad

Generalmente, tanto organizaciones como sociedades se manejan mejor si sus líderes son éticos y honestos, en vez de inmorales y corruptos. Sin embargo, existen muchísimos gobernantes que anteponen su interés al de sus seguidores. Hay quienes explotan su poder e influencia para aprovecharse de los demás y son incapaces de resistir la tentación de hacer trampa y corromper las instituciones.

Los malos líderes se multiplican como bacterias en ambientes contaminados: actúan de manera parasitaria, enalteciendo su figura mientras debilitan el sistema. La esperanza que queda es que empiecen a dominar el autocontrol y encuentren razones para guiarse por la empatía. Estas personas tienen que entender que el liderazgo no es un privilegio individual, sino la capacidad de convencer a un grupo de pares de que colaboren eficazmente en la búsqueda de un objetivo en común. 

A los líderes hay que exigirles competencia y buen desempeño.