El silaje de maíz es vital para la producción de carne y leche. Con una inversión de más de US$500 millones y dos millones de hectáreas para la confección de silos, se trata de una herramienta clave y de alto valor. Compartimos algunos consejos para lograr su máxima calidad y eficiencia.
Para obtener un silaje de alta calidad supone un riguroso seguimiento del desarrollo del cultivo para determinar el momento óptimo del picado del maíz. La recomendación es realizar entre el 37% y el 40% de materia seca y buscar la máxima fijación del almidón. Para lograrlo, es necesario contar con picadoras para procesar granos con mayor contenido de materia seca. En esta línea, una nueva generación de crackers que permiten aumentar la agresividad sobre el grano y la fibra, generando una mayor cantidad de megacalorías por hectárea. Una serie de modernos sensores calculan la cantidad de materia seca exacta por hora en cada una de las hectáreas, lo que permite definir la altura del corte y el largo del picado.
En primer lugar, se aconseja armar las bolsas en un terreno plano y alto. De esta manera, se evitan problemas de encharcamiento y pérdidas en el momento de apertura. También se recomienda colocarlas en un lugar accesible para la carga del mixer. El proceso de fermentación anaeróbica tiene como objetivo disminuir el pH hasta inhibir los microorganismos y las bacterias lácticas. El proceso de acidificación dura entre 24 y 72 horas.
En este momento es vital disminuir el nivel de pH por debajo de 4 y 3,8. De esta manera se inhibe la aparición de bacterias lácticas.
Durante esta fase lo importante es mantener inalterables las condiciones del material picado. El uso de inoculantes puede ser de gran ayuda en esta etapa. Se recomienda realizar un cuidado exhaustivo de las bolsas para evitar el ingreso de oxígeno.
La apertura del silo debe efectuarse con extremo cuidado. Para esto, procure ser prolijo, hacer un buen uso de la pala, y romper únicamente la estructura del silo a cargar.