Los enólogos mendocinos evalúen pedirle al Gobierno de Mendoza que los considere esenciales para la vacunación en la provincia. El debate se suscitó luego de que decenas de sommeliers y enólogos perdieran el gusto y el olfato a causa del Covid-19.
La pandemia impacta de lleno en la industria vitivinícola. A la paralización del turismo se le suma la falta de gusto y olfato de los expertos del vino, una problemática que golpea a las bodegas de Mendoza.
La preocupación es cada vez mayor, teniendo en cuenta que las secuelas del COVID-19 afectan tanto a enólogos y laboratoristas como a críticos del vino y sommeliers. En este sentido, y entendiendo que la nariz y el paladar son consideradas herramienta de trabajo, el sector elevará un petitorio al Gobierno Provincial solicitando la vacunación de estos profesionales del rubro como grupo prioritario.
Se estima que en las principales bodegas del país trabajan entre 100 y 150 enólogos, sumado a los equipos para la elaboración de los vinos integrados por técnicos, personal de laboratorio y críticos, entre otros. Las más afectadas por los contagios son las pequeñas bodegas, que cuentan con equipos más reducidos.
Francia estudia la posibilidad de incluir en la vacunación prioritaria a aquellos sectores que trabajan con la nariz. En esta línea, la pérdida del olfato y el atrofiamiento del sentido será considerado como una discapacidad.