El sector agroexportador está en alerta por la bajante del río Paraná. Desde agroindustria confirman que los buques cerealeros se ven obligados a cargar un 10% menos de su capacidad, resignando entre 4.500 y 5.500 toneladas. Incertidumbre en los puertos del Gran Rosario.
La problemática del bajo nivel de agua en el Paraná se repite. Según los expertos, se trata del cuarto año consecutivo con menos lluvias en Brasil. Al igual que en el 2020 la medición de los pies cambia minuto a minuto, con un panorama general complicado.
Ante esta situación, los buques se ven imposibilitados de completar sus bodegas, zarpando con cantidades mucho menores a su capacidad (10% de la carga total). Los barcos más “afortunados” parten desde los puertos de Rosario hacia otras terminales portuarias donde adicionan la carga que se traslada por flete vía terrestre, sumando un costo extra de US$20.000 diarios de estadía para cada buque.
En este marco, la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas (CAPyM) expresó su preocupación por las consecuencias que puede acarrear el incumplimiento de los contratos comerciales pactados. En la misma línea, la Cámara de Puertos Privados Comerciales teme por el destino de la cosecha gruesa en proceso.
En el sector coinciden en que el problema no “pasa a mayores” gracias al trabajo de la hidrovía que mantiene las dragas activas. En estas condiciones, el dragado se convirtió en una pieza fundamental para conservar la navegabilidad del río.